La agenda mediática de la semana pasada tuvo por parte de los medios hegemónicos dos grandes construcciones. En primer lugar, la decisión de la jueza Marta Zirulli de declarar la quiebra del Correo Argentino que mostró crudamente el rol de la señal audiovisual LN+ como houseorgan indispensable del macrismo; y, en segundo lugar, la construcción de la denuncia de Bolivia sobre la colaboración de la gestión macrista en la represión dictada por el gobierno de facto de Jeanine Añez.
LA JUEZA MARTA ZIRULLI DECLARÓ LA QUIEBRA DEL CORREO Y LN+ CORRIÓ A PROTEGER A SU DUEÑO. El título principal de Clarín del día 6 de julio remitió a la decisión de la Justicia de declarar la quiebra del Correo Argentino: Polémica decisión de la Justicia: mandan a la quiebra al Correo de Macri.

El tema también apareció en la mañana radial con dos corrientes: el periodismo coreocentrista intentando recuperar algo de historia de la situación del Correo; mientras que el resto del periodismo opositor mencionando la noticia y advirtiendo sobre el riesgo de la situación del ex Presidente. Pero lo más destacado de la cobertura mediática se centró en el rol de LN+. Mientras mucho se ha escrito sobre la connivencia empresaria y política de algunos medios con algunos personajes, probablemente la situación del Correo (y quizás la pandemia y su efecto en a medicina privada que “obligó” a Claudio Belocopitt a exponer sus intereses en su reciente medio adquirido, América TV) expuso con mayor crudeza la defensa corporativa de su reciente adquiriente: Mauricio Macri. Pero con una paradoja: el medio no asume abiertamente su posición política:
BOLIVIA. PASA LO QUE DECIMOS NOSOTROS. El tratamiento de la denuncia del gobierno boliviano respecto a que durante la gestión macrista hubo colaboración en la represión del gobierno de facto de Jeanine Añez contra el pueblo boliviano, tuvo cuatro características fundamentales:
- El intento primario y lógico de invisibilización que luego fue desistido frente a la escalada de la noticia en clave “escándalo internacional”. Y, luego, la presentación del tema en clave informativa, sin valoraciones explícitas, como un modo de minimizarlo y/o transitarlo rápido en el repaso de las noticias.
- El paulatino tratamiento del tema por parte de los medios hegemónicos como una suerte de mera “acusación” del gobierno de Bolivia a Macri, no hacia el Estado argentino de manera de reducir el tamaño del escándalo.
- En tercer lugar y en término discursivos, esquivar el uso de la palabra “golpe” para caracterizar el accionar de Añez y compañía y para reducir la situación vivida por Evo Morales; y, por otro lado, evitar la mención a la palabra “represión” con un doble juego: evitar definir de ese modo parte de la práctica principal del gobierno de facto de Jeanine Añez para legitimar su usurpación del poder; y, además, para no dar crédito a la denuncia del gobierno boliviano.
- Esconder la versión del gobierno argentino actual sobre los hechos. Hubo escasas referencias sobre la palabra del Ministro de Defensa Agustión Rossi y/o del Canciller Felipe Solá. En cambio, hubo destaques sobre los desmarques del ex Canciller Jorge Faurie y de la ex Ministra de Defensa, Patricia Bullrich.



*Publicado en Piedra Libre Comunicación