En medio de las diferentes reacciones que generó la intervención de Vicentin y el envío al Congreso de un proyecto de ley para su expropiación, el ex director titular de la Federación Agraria, Pedro Peretti, afirmó que la medida es “irreprochable” y advirtió sobre las maniobras de la derecha para deslegitimarla frente a la opinión pública. “Es un mito urbano que la economía agraria argentina es eficiente”, afirmó.
“En un documento en el que habíamos reclamado la intervención de Vicentin, planteamos la necesidad de una empresa pública con control social, donde deben estar los trabajadores, el movimiento cooperativo, los consumidores y el Estado”, explicó Peretti, en una entrevista con Roberto Caballero y Giselle Tepper en el programa “Fuerte y al medio”, que se emite en el Destape Radio.
– ¿Cuál es su opinión sobre la decisión del gobierno de salir al rescate de Vicentin?
– Impecable. Es lo que veníamos reclamando desde hace bastante tiempo. Es una decisión estratégica e irreprochable para la Argentina. La derecha siempre le va a encontrar el pelo al huevo. Recién estaba escuchando a un comentarista en América 24 y hablaba del tono de la medida, decía “el tono no es el adecuado”. ¡Contratá a un fonoaudiólogo entonces para analizar una medida económica!. Hay disparates por todos lados. La Argentina debe rediscutir globalmente su forma de producir alimentos. Es un mito urbano que la economía agraria argentina es eficiente. Un mito que ha construido la derecha sobre las bases de las cuentas publicitarias de estas grandes empresas, que le han hecho creer a buena parte de la sociedad urbana que somos eficientes produciendo alimentos. Hay una concentración monopólica y una irracionalidad logística que no tiene parangón, que lleva a desperdiciar y a gastar fletes y todo lo contraindicado para esta etapa del mundo. En este contexto, la medida que se tomó es irreprochable pero en la Argentina el detalle siempre es más importante que el concepto. Ahora viene la parte más importante que es la implementación. No hay que pisar el palito de la derecha. En unos días nos va a poner el palito de la corrupción delante de todo esto. Vamos a ser muy cuidadosos con esto.
“Es un mito urbano que la economía agraria argentina es eficiente. Un mito que ha construido la derecha”.
Por eso, en el documento que publicamos hace días reclamando la intervención de Vicentín, planteamos la necesidad de una empresa pública con control social, donde deben estar los trabajadores, el movimiento cooperativo, los consumidores y el Estado. Tenemos una gran ventaja en ese rubro. El Sindicato de Aceiteros, además de tener el mejor convenio de la Argentina, es un gremio muy progresista y muy afín a nuestras ideas de empresas públicas. Eso hay que aprovecharlo porque hay una gran experiencia acumulada en los trabajadores que puede ser muy útil para que la empresa sea eficiente. El otro tema muy importante es que debemos hacer un manual de requisitos para los directores. El interventor Gabriel Delgado tiene que ser muy puntilloso de quién va a estar ahí. Tiene que haber una declaración jurada, debe haber una prohibición de nombrar familiares dentro de la empresa, debe haber un pedido expreso de los límites de los directores del Estado tienen que tener caducidad y no ser renovables, para evitar todas estas cuestiones de las cuales después se termina agarrando la derecha para acusarnos y pedir la privatización. Vamos a ser muy cuidadosos con eso y también tenemos la experiencia internacional de Petrobras en Brasil, la privatización de YPF en la Argentina y un montón de experiencias con las empresas del Estado. La corrupción y el nombramiento familiar son latiguillos de toda la derecha y con ese latiguillo compraron a los dirigentes sindicales como Pedraza, o Diego Ibañez que bancó la privatización de YPF. Ese proceso debemos tenerlo ahora como experiencia, para no cometer esos errores. El campo nacional y popular no debe tropezar siempre con la misma piedra.
– Definamos la importancia de Vicentín en el agronegocio. ¿Es una empresa grande, decisoria?
– Es una empresa grande pero está lejos de controlar el mercado del grano. Es una empresa que maneja el 9% del mercado. El año pasado molió 9 millones de toneladas de grano y la Argentina produjo 150 millones de toneladas. Recién estaba escuchando TN y decían que se quiere regular y estatizar el comercio del grano. Es imposible. Si usted tiene Vicentin que tiene el 10% del grano y paga al año $500.000 de impuestos, por dar un ejemplo, y después tiene al lado a Cargill que tiene el 20% del mercado pero paga $300.000 de impuesto. ¿Se entiende por qué no quieren que tengamos una empresa testigo? Va a mejorar las cuentas fiscales. Y si después nosotros cargamos diez barcos, y esos diez barcos cargan cuatro millones de toneladas, ¿cómo puede ser?. La Argentina no pesa lo que exporta. No hay balanzas. Usted va a poner una verdulería y lo primero que compra es una balanza para pesar.
“El campo nacional y popular abdicó de discutir el problema agropecuario en la República Argentina”.
– ¿Por qué? ¿Lo que se exporta se hace mediante una declaración jurada?
– Sí, y además por cómo se hunde el barco. Van del SENASA y miran cuánto se hunde y dicen “esto pesa tanto”. Cada vez que van a medir un barco pasan del Audi A4 al Audi A6, o se compran un departamento. Nosotros insistimos con que hay que poner una balanza. El problema central es que el balancero no tiene que ser el primo hermano del CEO de Cargill. Tiene que ser uno nuestro y estar controlado como corresponde. Como decía el general Perón, “todos los hombres son buenos pero si se los controla son mejores”.
– ¿Qué se sabe del interventor Gabriel Delgado?
– Nosotros lo hemos propuesto públicamente en una entrevista. Es un hombre muy conocedor del tema agropecuario. Es un muy buen cuadro técnico. Fue Secretario de Agricultura de Cristina Fernández de Kirchner, funcionario del Instituto Nacional de Tecnología y era uno de los que sonaba para ser Ministro de Agricultura, pero después terminó ocupando ese cargo Luis Basterra.
– O sea, que sabe del paño.
– Sí, sabe. Muy capacitado. Experto en economía y muy capacitado en cuestiones agropecuarias. Es una buena decisión.
“El 95% del periodismo agropecuario en la Argentina está subsidiado por grandes empresas agropecuarias”.
– En el caso de la economía de Santa Fé, ¿ahí sí tiene un peso muy importante Vicentín?
– Sí, todas las cerealeras, aunque se paguen muy pocos impuestos. Usted sabe que acá en Santa Fe hay una pelea muy grande para que las cerealeras paguen impuestos. Usted pone un kiosco acá y paga un 2,7% de ingresos brutos, y Vicentín o Cargill pagan el 0,25%. Osea que un kiosquero paga más impuestos que Cargill. Esa es la herencia del socialismo.
– Y en el caso de la economía asociada a Vicentín: hay varios productores, empresas que de algún modo u otro dependen de que Vicentín funcione. ¿Es importante en la provincia?
P- Hay varias firmas, tiene un montón de ramificaciones. Hay producciones textiles, puertos, líneas de aceite, biodiesel, harina de soja, una bodega en Mendoza, etc. Es mucha gente la que trabaja ahí. Me parece que más de 4 mil puestos de trabajo.
– No sabemos los detalles de un proyecto de estas características pero en el caso de la expropiación uno puede identificar quienes serán los que se resistan a este proyecto. En el juego del agronegocio, ¿quiénes estarían contra la expropiación?
– Contra la expropiación va estar toda la derecha que tiene en el agro una de sus principales vertientes políticas y económicas. ¿Sabés lo que significa esto para una empresa como Cargill? Tener una empresa espejo que controle y mire de un lugar al otro. Es una medida estratégica importantísima. Ha sido muy bien meditado y muy bien tomado. En la decisión del presidente, supongo que la vicepresidenta algo habrá tenido que ver.
“Es una mentira absoluta que producimos alimentos para 400 millones. En lo que somos eficientes es en destruir el medio ambiente donde sembramos”.
– Se habla de un proyecto previo de la senadora Anabel Fernández Sagasti, no sé si usted lo conoce.
– No, el anuncio me tomó de sorpresa. Habíamos publicado un documento y estábamos preparando otro, pero ahora ya quedó desactualizado. Estuvimos trabajando con Claudio Lozano, Mempo Giardinelli, Horacio González, Tino. También sé que operaron asesores presidenciales como Ricardo Forster o el diputado Eduardo Valdés de manera positiva. No sé más que eso porque no tenía idea. Cuando se hizo el anuncio no estaba ni siquiera en mi casa. Estaba en el campo y cuando llegué tenía como diez llamados de compañeros felicitándome.
– Me sorprendió un poco algo que usted dijo al comienzo: el mito de que el agronegocio es eficiente. Este tipo de abordaje no llega a los grandes medios, ¿podemos profundizar ahí?
– Es un mito porque el modelo económico tiene que medirlo de una punta a la otra. No solamente por el volumen o por cómo se siembra. Lo que pasa es que el campo nacional y popular abdicó de discutir el problema agropecuario en la República Argentina. Hace 50 años que lo tercerizó, dejó en manos de la derecha y asumió como propios los conceptos de la derecha. Entonces, para evaluar el desarrollo y el comportamiento del sector agropecuario utiliza todos los términos que le brinda la derecha. Se mide por los términos teóricos del enemigo. Le hacemos homenaje a Jauretche y hablamos de José Carlos Mariátegui, pero después cuando llega el momento de analizar el tema agropecuario lo analizamos con todos los términos y medidas económicas que nos da el neoliberalismo agrario. Entonces solamente medimos al modelo agropecuario por el volumen. Si hay mucho volumen es un éxito. Jamás se puede medir un modelo así. Al volumen hay que interrogarlo. ¿Qué significa que haya 150 millones de toneladas? ¿Es lo mismo que esas 150 millones de toneladas las produzcan mil mega empresas integradas verticalmente o 500 mil mega agropecuarios? ¿Les parece correcto que un alimento como la leche recorra mil kilómetros para llegar a la mesa promedio de los argentinos con el costo en gasoil y todo por camión? ¿Usted se piensa que los 8 mil accidentes viales que nosotros tenemos en la Argentina no tienen nada que ver con los 6 millones de viajes que tenemos que hacer para transportar las cosechas? Todo por camión, en un país plano que tiene 4 mil kilómetros de una punta a la otra? Transportamos todo por camión. Necesitamos de 4 a 6 millones de viajes.
“Hay que desmonopolizar la industria de los alimentos. Es clave para la seguridad de la soberanía alimentaria de la Nación”.
¿A usted le parece lógico deforestar 4 millones de hectáreas de bosques naturales para cosechar soja condenando al hambre a los wichis en Salta? Necesitamos 400.000 viajes en camión para Puerto San Martín para traerlo 1200 kilómetros y después tener que llevar pollo y huevo para allá. ¿Eso es exitoso? ¿Las inundaciones que sufrimos todos no tienen nada que ver? ¿Y el promedio de 2,5% más de cáncer que sufrimos en los pueblos del interior como en donde estoy yo? ¿Las migraciones? ¿Las 2000 chacras menos que tenemos? ¿Dónde fue a parar toda esa gente? Se fue al AMBA. Es muy claro verlo. La ley de medios hubiese sido muy importante para el tema agropecuario. Si hay una cuestión totalmente cartelizada es esta. Usted pone C5N, que es progresista, y la posición agropecuaria es igual que la de la rural. Todos hablan de volumen y los periodistas son los mismos. Está tercerizado, eso no se discute. El 95% del periodismo agropecuario en la Argentina está subsidiado por grandes empresas agropecuarias. Por eso se elogian y se dan premios entre ellos. Han generado un sentido común productivo en la sociedad que nos hizo creer que somos eficientes produciendo alimentos y es mentira. Somos poco eficientes y además no producimos alimentos.
– ¿No es que nos convertimos en potencia allá en los ‘90 con la siembra directa y el glifosato?
– En los ‘90 cayó el muro de Berlín, sale la globalización, nueva división internacional de trabajo, China empieza a urbanizar grandes plazas campesinas y a agregar grandes ciudades. La forma de cambiar el estatus era en lo alimenticio, con proteína de origen animal, esencialmente de chanchos y pollo. Esa proteína se da con el expeller de soja. Nosotros producimos expeller de soja para alimentar a los chanchos chinos. No producimos alimentos. Es una mentira absoluta que producimos alimentos para 400 millones. En lo que somos eficientes es en destruir el medio ambiente donde sembramos.
– ¿Cómo se llevan ustedes con la gente de la Unión de Trabajadores de la Tierra? Entiendo que aquí en la zona cercana a Luján, en General Rodríguez están haciendo unas aldeas agroecológicas. ¿Tienen vínculo?
– Los conozco. Son muy buena gente. Grabois, Nahuel Levaggi, los conozco. No sé si son todos la misma gente, porque hay muchas filas dando vueltas.
– Sí, Nahuel Levaggi es de la UTT del Mercado Central.
– Con Nahuel tenemos mucha relación incluso personal. Con Grabois tenemos menos pero también una buena relación
– Me parece que todo lo que estuvimos charlando nos pone en la antesala de una hermosa discusión sobre el cambio de paradigma en materia del agro y cómo se hace y distribuye la riqueza, y hasta como se deslocaliza la producción, ¿no?
– Totalmente. Es un debate hermoso y no tenemos que tener miedo a darlo porque nuestras ideas son muy superiores a las ideas de la derecha. Nosotros nos preocupamos por la salud, bienestar, soberanía y salud alimentaria de 44 millones de personas. Ellos se preocupan por los balances y las empresas. Les importa un ch*to si nosotros comemos, si la gente pobre está bien o mal, cuánto más caros los alimentos mejor para ellos. Y nosotros lo que queremos son productores que pongan el precio justo y consumidores que paguen el precio justo. Esas empresas son altamente desestabilizantes de la democracia. Son los principales promotores de los golpes del mercado y de los golpes inflacionarios. Entonces se da un aumento general de salario en la Argentina y esos salarios deben mejorar las condiciones de vida. Hay que desmonopolizar la industria de los alimentos. Es clave para la política, para la economía y para la seguridad de la soberanía alimentaria de la Nación.