Aspectos destacados sobre acciones de gobierno en relación a Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur durante la gestión de la Presidencia Macri
INTRODUCCIÓN
Usualmente el concepto “Malvinas” suele representar para muchos el objeto declarado, lógico, para el desarrollo de una política de Estado, aún cuando se sucedan distintas fuerzas al mando del Poder Ejecutivo Nacional.
Indudablemente, como se trata de una cuestión que conlleva casi dos siglos de disputa, resulta lógico pensar que de hecho la recuperación de la soberanía sobre este territorio usurpado de facto en 1833 supone el traspaso de sucesivos gobiernos y que por tanto las gestiones en derredor de este objetivo deberían fundirse en visiones sin demasiados contrapuntos (suponiendo que un cambio de estrategia debilita la posición diplomática argentina sobre la del Reino Unido).
Esta perspectiva tiene sin dudas sustento: suponen una misma línea de acción en cada embajada de la República Argentina en el Mundo, un mismo y reiterado posicionamiento frente a los distintos regímenes y organismos internacionales de los que la Argentina forma parte, y una argumentación consistente desde el punto de vista del Derecho Internacional, entre otros beneficios.
Lamentablemente, y aún cuando existieron momentos de enorme consenso en derredor de la cuestión Malvinas, este no ha sido el denominador común de nuestra Cancillería y en la gran mayoría de los casos, al cambiar la titularidad del PEN, las acciones llevadas adelante (y fundamentalmente las perspectivas ideológicas que las sustentaron) no han tenido un rumbo unívoco y podríamos afirmar que hasta se han presentado algunas contradicciones.
Los beneficios de mantener Malvinas como cuestión de Estado acaban de ser resumidos sucintamente, sin embargo, convendría también preguntarse cuáles de las distintas perspectivas adoptadas reportó mayores beneficios a la Nación. Esto es, se acepta que la política fue cambiante, ahora bien, ¿cuál reportó mejores resultados? ¿Cuál por el contrario arrojó resultados magros o nulos y que por lo tanto deberían descartarse en un futuro?
Intentaremos describir el conjunto de acciones que ejecutó la gestión de Mauricio Macri desde el Poder Ejecutivo tanto como en algunas ocasiones desde el Poder Legislativo (por acción u omisión).
INICIO DE LA GESTIÓN
Desde el comienzo de la presidencia del Ingeniero Macri, el tema sobre la soberanía para con los territorios insulares del Atlántico Sur es literalmente anulado. Como veremos más abajo, en el propio Discurso de Asunción el vocablo Malvinas no se menciona.
Este hecho sin embargo no resulta sorpresivo. Aún cuando la Plataforma Electoral del Frente Para la Victoria hace mención tácita y no literal a la cuestión cuando afirma que:
El Frente para la Victoria concibe a América Latina y a sus organismos regionales como el ámbito natural de actuación de la Argentina, pues la apuesta por la integración y el desarrollo regional es a la vez un incentivo para la prosperidad nacional y un reaseguro de su autonomía y soberanía respecto de potencias extranjeras.
En el caso de la Plataforma Electoral de Cambiemos el vocablo “soberanía” es inexistente. En dicha Plataforma Electoral, Cambiemos (y como veremos en esto la gestión Macri cumplió en parte lo que prometió en campaña) figuran objetivos tales como combatir “las nuevas amenazas del crimen organizado transnacional, los ciberataques, el terrorismo internacional y los intereses estratégicos del país (incluyendo los recursos del Mar Argentino)”. A la par, se propone al electorado una modificación de las relaciones con los países vecinos y una reestructuración de los regímenes internacionales (particularmente el Mercosur) de cara a una cosmovisión de “integración” económica-financiera con acento en el segundo término de la ecuación, el financiero.
Aquí no hay sorpresas. Se propone que para fomentar el comercio y la inversión internacional “Argentina debe comenzar por resolver temas internos, incluyendo las trabas a movimientos financieros y comerciales que le han valido sentencias desfavorables en la OMC1”.
Ya antes de conocido el resultado de las elecciones del 2015 el futuro referente en relaciones internacionales, Fulvio Pompeo, afirmó ante periodistas británicos del internacionalmente conocido “The Telegraph” que Macri no elegirá un futuro “Ministro de Malvinas” (en alusión a la Secretaría del mismo nombre) con el fin de “descongelar” la relación con el Reino Unido.

En este y otros casos, la gestión macrista sobre Malvinas (como veremos más adelante) no resultó una “sorpresa”.
De lo que se deduce de la Plataforma Electoral, el debate Scioli-Macri y la lectura crítica de numerosas declaraciones de los referentes de la Alianza Cambiemos no parece surgir un elemento aglutinador en relación a una estrategia de recuperación de la soberanía sobre el territorio en disputa. Ni en el corto, mediano o largo plazo. La soberanía como tal no puede ser ubicada discursivamente en el período previo a las elecciones y tampoco lo será luego de ellas, por lo menos con un sentido positivo.
Sí son recurrentes los llamados a cambios en la posición geopolítica de la Argentina bajo la forma de slogans y frases de fácil comprensión con la preeminencia de una idea-valor que cruzará el antes y el durante de la gestión: el “diálogo”. Bajo esa idea-valor de impulsar el diálogo se propone abandonar la continuidad de las gestiones de Néstor y Cristina Kirchner caracterizadas por una revalorización de la dimensión regional (algo que sin dudas impactó sobre el Reino Unido en relación a sus posesiones de ultramar en el Atlántico Sur)
Llega la instancia crucial de la toma formal del poder. El discurso de Asunción es el momento donde se sientan las bases de lo que se espera para los cuatro años venideros. Discursos usualmente extensos poseen lugares comunes independientemente del Presidente que asume, aunque, sorpresivamente (¿?) el vocablo “Malvinas” no es mencionado. Es algo virtualmente inédito, hasta en algún sentido arriesgado si consideramos la tradición argentina para estas alocuciones.
En un corto y magro discurso la única referencia a política exterior del nuevo Presidente fue:
Aprovecho para darles un mensaje a nuestros hermanos de América y del mundo. Tenemos una visión nueva de la política. Somos hijos de este tiempo y tratamos de comprenderlo sin prejuicios ni rencores. Creemos en la unidad y la cooperación de América Latina y el mundo, en el fortalecimiento de la democracia como única posibilidad de resolver los problemas de sociedades diversas. Es necesario superar el tiempo de la confrontación. Por supuesto que sostendremos todos nuestros reclamos soberanos y nuestros valores sin que eso impida un normal relacionamiento con todos los países del mundo.
Con la ventaja de ver en retrospectiva la historia, podemos concluir que el “olvido” no fue tal y que la omisión era coherente por ejemplo con la estigmatizaciòn de organizaciones como la UNASUR (de notable protagonismo respecto de Malvinas) como propias del “eje bolivariano” o “chavista” en contraposiciòn de un bloque màs “civilizado”, “moderno” y “democrático” al frente del cual Estados Unidos y el Reino Unido son los actores principales y con los que el “diálogo” era más viable.
En efecto, acertado o no, el rol de instituciones como la UNASUR muchas veces han desempeñado un rol histórico, sin precedentes conocidos, para la resolución de conflictos entre países pertenecientes a la Unión de Naciones Suramericanas sin la necesidad de intervenciones por fuera del bloque, justamente, mediante el “diálogo” y la negociación2. Sin embargo y no casualmente, la UNASUR también ha “confrontado” defendiendo los intereses de sus países miembros frente a las potencias centrales. Desde la perspectiva Malvinas primero se logró en diciembre de 2006 una declaración en favor de la posición argentina en su disputa con el Reino Unido y luego el compromiso de todos los países miembros de ejecutar una acción conjunta, unívoca y contundente: no permitir hacer puerto a ningùn buque con bandera Falkland desde el 26 de noviembre de 2010. Así lo retrataba la BBC:

Como decíamos, la omisión de “Malvinas” no fue un olvido sino más bien una señal. Una señal de fidelidad a las promesas electorales que la Alianza Cambiemos había hecho públicas por vía del periódico británico The Telegraph: el mismísimo mes de diciembre de 2015 se disuelve la Secretaría de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur que otrora funcionara bajo la estructura del Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto de la República Argentina.
Con las riendas ya en mano del Poder Ejecutivo, resulta complejo (por lo exacerbado) definir para un observador externo cómo la administración entrante ocupó, modificó y eliminó sectores del Estado sin más que recurrir a la simple ubicación de CEO`s empresarios en los respectivos nichos de negocio que abarcaban su actividad económica pero ahora con un cargo público.
Energía, Transporte, Hacienda y Finanzas,YPF son nítidos ejemplos de una transformación nunca antes vista. El sector privado concentrado era a su vez el representante del sector público, sector que las más de las veces poseía un rol de regulador, de defensa de (justamente) el interés público. Aún más, este abordaje, este desembarco ni siquiera recaló en ningún cálculo de coordinación. Cada nicho de negocios ahora era libre en sentido absoluto de maximizar su rentabilidad (económica, financiera, y en cualquier otro) sin limitación de ninguna índole ni en escala, ni en tiempo. Es más, en muchos casos en el futuro cercano pudieron observarse competencia y fricciones dentro de estos mismos nichos de negocios, transformados en carteras ministeriales. Finalmente, este esquema nunca previó ningún grado de sustentabilidad en el tiempo que permita de alguna u otra forma perpetuar el nuevo status quo. Es aquí, es ahora, es todo.
¿Qué lugar ocuparía Malvinas en semejante escenario? ¿Respetaría esta lógica?
Tradicionalmente los embajadores con destino al Reino Unido eran embajadores polìticos por la envergadura e intensidad de la relación con ese país, sin embargo (aquí ya nos deja de sorprender) la gestión del Ingeniero Macri nombra a Renato Sersale como embajador argentino en el Reino Unido. Sersale es un funcionario de carrera que se había desempeñado por nueve años en Sudáfrica como embajador y (salvo que sea un secreto de Estado) el mencionado no posee ningún antecedente en el entorno del debate sobre la soberanía de Malvinas, sobre economía en el Atlántico Sur en esa área o cualquier otro elemento que justifique allì su presencia más que su manejo del idioma inglés. Esta decisión, de nuevo, es un gesto de fidelidad a las promesas electorales (internas y externas).
El Foro de Davos concentraría las miradas para verificar si la estrategia oficial, una especie de nueva estrategia de “seducción” como la aplicada en su momento por la gestión de Menem iba a dar los primeros frutos.
Efectivamente se produce un encuentro de carácter bilateral entre Mauricio Macri y David Cameron con motivo de dicho foro en el que, según se sabe, hubo mutuos gestos de acercamiento y “descongelamiento” de la relación. Simbólicamente en un primer momento algunas pequeñas decisiones del gobierno entrante habían empezado a florecer y la prensa no era inmune a los hechos:

No tardaría en cotejarse hasta dónde esas acciones llegaron a buen puerto: en el discurso de Apertura de Sesiones del Congreso 2016 el Presidente afirmaba “En el caso del Reino Unido, tal como conversamos con el Primer Ministro Cameron, dialogar no implica renunciar a nuestro reclamo sobre la soberanía de las Islas Malvinas. Al contrario, el aislamiento y la retórica vacía, alejan cualquier posibilidad de encontrar una solución.” Nuevamente, el “diálogo” pasaba de se sustantivo a adjetivo, como si por su propia impronta esta acción de “dialogar” necesariamente traería aparejado resultados positivos para la Argentina.
En paralelo, los sectores más interesados en la cuestión Malvinas desde el punto de vista económico parecían tomar en serio este cambio de timón en el Gobierno Nacional, en enero de 2016 se fusionan dos grandes empresas hidrocarburíferas que operaban en el territorio marítimo circundante a las Islas: Rockhopper Exploration y Falkland Oil and Gas. Firmas creadas, se supone, por el ala conservadora del parlamento britànico con el fin de hacer autosustentables las Islas, siendo poco conveniente su posición geográfica estratégica desde el punto de vista económico para financiarlas.
Tal decisión, como otras tomadas en pesca y distintas actividades económicas comienzan sí a florecer.
Es evidente el contraste, hacía apenas 3 o 4 años el Gobierno argentino (segunda gestión de Cristina Kirchner), en el año 2012, en un brevísimo lapso de tiempo publica el Informe Rattenbach y envía una misiva desde la Cancillería argentina hacia las bolsas de Londres y New York poniendo en relieve posibles sanciones a empresas que operen en la explotación de recursos naturales en Malvinas, directa o indirectamente. En ese mismo período de tiempo, la Casa Blanca emite un comunicado desmintiendo públicamente a David Cameron, en relación a afirmaciones del Primer Ministro brritánico quien habría dicho que Estados Unidos apoyaba el statuquo actual de las Islas Malvinas (recuérdese que para ese entonces ambos países compartían escenarios bélicos en común, en particular Afganistán).
El Cambio (la mayúscula no es casual) era evidente y algunas de las partes involucradas apostaban a este cambio. Como afirmamos más arriba cuando nos referimos a los discursos presidenciales y la cuestión que nos atañe, es imposible para cualquier gobierno argentino, sea cual fuere su estrategia, abandonar su reclamo de soberanía sobre los archipiélagos del Atlántico sur en los foros y regímenes internacionales. Más allá de lo discursivo, no proseguir aunque más no sea formalmente las acciones en esos ámbitos hubiera resultado (de mínima) contraproducente.
Es así como ya en junio de 2016 la Canciller Malcorra exhortó al Reino Unido a reanudar negociaciones en una “nueva etapa de la relación bilateral” en el seno del Comité de Descolonización de la ONU en Nueva York cuya convocatoria fue pura y exclusivamente para tratar la Cuestión Malvinas. Similar curso siguen otras intervenciones “de oficio” como la aprobación de una nueva Declaración sobre Cuestión Malvinas en Asamblea General de la OEA, todas cuestiones que ya son parte del folklore diplomático argentino que, a todas luces, debe conservarse pero que no representan grandes cortes o virajes. Lo único sí aquí para destacar es la insistencia de Malcorra en inaugurar una “nueva etapa de la relación bilateral”.
Pasada la primera mitad del año 2016 y no habiendo siquiera llegado al año de mandato de la gestión macrista, a principios de septiembre llega a Buenos Aires el Ministro de Estado para América Latina de la Cancillería británica, sir Alan Duncan (la última visita de este tenor había sido recièn durante el año 2009).
MALVINAS ANTE UN NUEVO PARADIGMA: EL “LAISSEZ PASSER” (3) SOBERANO
La llegada de Duncan (según la hipótesis de este trabajo) va a fundamentar más allá de la semántica, la retórica y la hermenéutica de los discursos y reuniones que se habían dado hasta el momento (y después), cuál iba a ser la política de Cambiemos (como un todo) para con las Islas Malvinas Georgias y Sandwich del Sur. La visita de Duncan a la Argentina tiene la importancia que tuvo el incidente del Golfo de Tonkin para la Guerra de Vietnam. Es el detonante fáctico que permite luego desencadenar un conjunto de acciones que ahora forman parte de la historia reciente Argentina (y sobre la cual conviene analizar, sugerir, corregir, sancionar, etc). Ningún funcionario de esta categoría realiza una visita a un país con el que se relaciona históricamente de una forma tan sensible si no posee garantías o indicios de obtener algún rédito. La “excusa” para su presencia fue la asistencia al Foro de Inversiones y Negocios a desarrollarse en Buenos Aires en donde comparte asistencia con la canciller Susana Malcorra quien, a su vez, le concede una audiencia.
De nuevo, la importancia de lo semántico no es inocuo para lo que sobrevendrá horas después, aquí la foto en el Foro de ambos funcionarios:

El día 13 de septiembre se produce un encuentro entre Foradori y Duncan que da lugar a lo que la gestión Macri definiría como “Comunicado Conjunto” y lo que por la letra y el contenido del mismo entendemos como un Acuerdo.
Primeramente vale la pena entender que un comunicado conjunto es (sépase disculpar la obviedad) la acción de poner en estado público determinada circunstancia que se da entre dos o más partes. Sin embargo, y por eso hacemos tanto hincapié en lo importante que resultan en diplomacia en general y en el análisis de la gestión Macri en particular, las palabras y definiciones sobre el papel importan y mucho: a diferencia de la palabra “comunicado” la palabra “acuerdo” tiene un status legal y en el caso de la Argentina hasta constitucional, ya que debe ser refrendado por el Congreso.
El debate sobre si prima un vocablo o el otro se termina simplemente con observar lo que la prensa británica publicó o, incluso, el mismo gobierno del Reino Unido de la Gran Bretaña en su sitio web dejó saber al público. Veamos:

El contenido del así llamado “Comunicado Foradori-Duncan” menciona no menos de 13 veces, en ambos idiomas, el vocablo “acuerdo” o sus derivaciones. Sir Alan Duncan no había llegado a la Argentina por mera casualidad. A diferencia de la publicación de la Cancillería argentina, la web del Reino Unido agrega que Duncan también se reunió con Mauricio Macri, Federico Pinedo, Marcos Peña, el ya conocido Fulvio Pompeo, Lino Barañao, Guillermo Dietrich y el inefable Juan Jose Aranguren.
Y es en esto en donde toma cuerpo que lo que sucedió entre Foradori y Duncan fue un Acuerdo. Duncan literalmente “barrió” prácticamente todo el Gabinete con la segura intención deque,sibiensabíaqueelCongresoargentinonoavalaríaloqueluegose publicó como un “comunicado”, las autoridades del Ejecutivo sí estarían dispuestas a cumplir en la forma de un “acuerdo”.
¿Sobre qué versó finalmente el “comunicado” y cuál fue el motivo de la reunión de trabajo? Luego de expresiones tan contundentes como:
La reunión bilateral sirvió para que ambos funcionarios pudieran continuar impulsando una agenda omnicomprensiva, multidimensional y multisectorial, basada en la complementariedad entre ambas naciones, orientada al fortalecimiento de la relación bilateral y a la búsqueda de soluciones de los problemas globales dentro de los marcos multilaterales que correspondan.
Los argentinos (todos salvo los mencionados arriba) pudimos leer qué se había pactado sobre materias más concretas que el extracto de arriba. Que sin lugar a dudas, no sólo era la letra y la palabra “acuerdo” lo que volvía peligroso lo pactado con el Reino Unido de la Gran Bretaña sino que daba por tierra con enormes avances logrados por décadas de esfuerzos políticos y diplomáticos, aún e incluyendo los del criticado gobierno de Carlos Saúl Menem.
Para no entrar en demasiados detalles, el fragmento que podría concentrar el mayor tono de la preocupación argentina es el que afirma:
En este contexto se acordó adoptar las medidas apropiadas para remover todos los obstáculos que limitan el crecimiento económico y el desarrollo sustentable de las Islas Malvinas, incluyendo comercio, pesca, navegación e hidrocarburos.
El comunicado, es justo reconocer, también menciona la cooperación en la identificación de soldados caídos durante el conflicto, cooperación científica, no-proliferación, medio ambiente y cambio climático, energías limpias, cuestiones de género y derechos humanos entre muchas otras cosas. Sin embargo, el extracto de arriba deja claro cuál es la finalidad de lo pactado: subsumir y relegar el reclamo mutuo de soberanía por sobre el desarrollo del comercio, la pesca, la navegación y la explotación de hidrocarburos. Asistimos por lo tanto (y en esto el comunicado es literal) de nuevo al mecanismo del “paraguas sobre la soberanía”. De hecho es la oración que le precede en el Comunicado: “Ambos Gobiernos acordaron que la fórmula de soberanía del párrafo 2 de la Declaración Conjunta del 19 de octubre de 1989, se aplica a este Comunicado Conjunto y a todas sus consecuencias.”
El revuelo fue inmediato. Todo lo que se había logrado en foros internacionales y regionales, diplomáticos, comerciales, culturales y políticos para que el Reino Unido cumpla de una vez y por todas lo que se ordenó en la Resolución 2065 aprobada en la Asamblea General de la ONU (dicha Resolución básicamente reconoció la existencia de una disputa mutua de soberanía y reconoció, de igual modo, que el caso de las Malvinas se encuadra en una situación colonial) de repente y en una sola tarde había pasado al olvido.
Múltiples sectores de la sociedad (entre los cuales obviamente se destacaron los veteranos) condenaron el hecho enérgicamente y la gran mayoría del arco político hizo lo propio, incluso aquellos que formaban parte de la alianza gobernante.
Y lo dicho a primer nivel, en boca de los jefes políticos de dichas fuerzas. Elisa Carrió por ejemplo se expresó por Twitter e incluso su fuerza emitió un comunicado luego con repercusiòn en prensa:

La situación era confusa pero lógica: el Congreso entendía que se había rubricado un Acuerdo bilateral de fondo y exigía su tratamiento. La crisis llega incluso a movilizar al presidente del interbloque Cambiemos quien solía expresarse asiduamente sobre Malvinas de forma pública y en redes sociales. El mismo expresa el 17 de septiembre:

No conforme con ello, y agravando la situación del oficialismo, a esa altura se instaba la urgente presencia de su propia canciller al Congreso. Y esto de forma pública:

Este es el momento más crucial de la gestión de Mauricio Macri sobre Malvinas y de la relación entre el Reino Unido y la Argentina en los últimos años. Todo aquello que había sido tamizado por las formas ahora se inculcaba en la letra de un acuerdo, de aquí en más no había vuelta atrás y las fuerzas políticas, hasta las más conservadoras, entienden que lesionar, subsumir o relativizar la causa Malvinas es poco menos que la renuncia a cualquier aspiración política en la Argentina.
La tensión política se respiraba en el ambiente y el Presidente de la Nación, el día 20 de septiembre, se dirigió ante la Asamblea General de la ONU volviendo a repetir las fórmulas edulcoradas sobre el litigio con Gran Bretaña:
El diálogo y la solución pacífica de controversias es la piedra basal de la política exterior de la Argentina democrática. Por eso, reitero, nuestro llamado al diálogo con el Reino Unido, como mandan tantas resoluciones de esta organización para solucionar amigablemente la disputa de soberanía, que tenemos – hace casi dos siglos – por las Islas Malvinas, Georgia del Sur, Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes. Hemos dado muestras de interés en avanzar en nuestra relación bilateral, que puede y debe ser mutuamente beneficiosa. Por eso confiamos, también, que será posible activar una solución definitiva a este prolongado diferendo.
La sensación de tensión seguía vigente, el Presidente no había hecho mención alguna que pusiera en claro lo que todo el arco político y gran parte de la sociedad buscaba dilucidar, era como si en la Argentina no estuviera pasando absolutamente nada y los titulares de los diarios nada dijeran sobre Malvinas.
Rumores y acusaciones cruzadas dominaban el ambiente y con justa razón. El país entero se sumerge en una vorágine semántica sobre la diferencia entre “comunicado” y “acuerdo”.
Se convoca de urgencia a la Comisión de Relaciones Exteriores. Existen trascendidos de que se habría llegado a un acuerdo manteniendo la tesis a rajatabla de que lo que se había firmado era un mero comunicado de prensa y esa tesis era la que se imponía desde los sectores más duros del oficialismo (algo que como decíamos no parecía convencer al legislativo).
Menos de 24hs después del Discurso de la ONU citado, y a tres días de sus anteriores declaraciones exigiendo urgentes explicaciones sobre el “comunicado”, observemos qué decía, el otrora “belicoso”, Mario Negri en su alocución en la Comisión de Relaciones Exteriores cuando la Presidenta de la Comisión le otorga la palabra. Con su clásico tono gauchesco y campechano, de cara al “fogón” que forma la Comisión, afirma:
En tercer término, para ubicarnos en contexto, se trata de una declaración conjunta que hicieron en la Cancillería con la Cancillería de Reino Unido, pero no de un acuerdo ni de un tratado. Esto lo aclaro solo a los efectos del contexto de lo que estamos conversando. Eso no le quita importancia ni relevancia, sobre todo cuando se trata de política exterior, por lo que significan no sólo los párrafos sino las interpretaciones y cómo se usan las palabras. Aclaro que no estamos ante el debate de aceptar o no un acuerdo o de discutir o no un tratado. En cuarto lugar, se trata de un acuerdo bilateral entre el Reino Unido y la Argentina. No es un tema estrictamente de Malvinas, aunque en el corazón de las relaciones del Reino Unido con la Argentina siempre está la presencia del reclamo para terminar con el colonialismo en Malvinas.
Resulta complejo, con buena voluntad, entender las expresiones del Diputado. En el primer renglón afirma que se trata de “una declaración conjunta” y en el último párrafo citado claramente afirma “…se trata de un acuerdo bilateral entre el Reino Unido y la Argentina.” Se pone a disposición del lector el link al video4 de la alocución con el fin de comprender estas afirmaciones aunque como vemos, luego de las mismas, el diputado parece cambiar su postura demandante hacia el Ejecutivo:

En sólo tres días, unas decenas de horas, el principal representante de la principal fuerza política de un Poder del Estado parecía cambiar su visión 180 grados y no consideraba necesario refrendar el “Comunicado Foradori-Duncan”. Así de simple.
¿Qué sucedió? Como veremos al final, y es la hipótesis de nuestro trabajo, se vio lesionado o amenazado el objetivo central de la administración de Mauricio Macri: el enriquecimiento por la vía de la toma por asalto del Estado y su capacidad regulatoria. Y este giro en el Poder Legislativo personificado en Mario Negri empieza a responder aquella pregunta que nos hacíamos sobre Qué lugar ocuparía Malvinas y si respetaría la lógica descripta más arriba.
De aquí en más podemos citar acciones y decisiones concretas que afectaron y afectan los reclamos de soberanía sobre Malvinas y la Relación con el Reino Unido, sin embargo, consideramos que el “Comunicado Foradori-Duncan” confirma lo insinuado en campaña y otorga al Estado que usurpa las Islas las garantías para el desarrollo de un nuevo paradigma que de hecho es de carácter “cooperativo”. La desarticulación de los distintos logros diplomáticos conseguidos vendrá por la vía de la ausencia de financiamiento, la reubicación dentro de los organigramas de las áreas que antes demostraban importancia en la cuestión y la ausencia de representación argentina en los ámbitos internacionales “clásicos” de reclamo.
Realizar una lista exhaustiva de estos hechos es una tarea que nos excede pero podemos mencionar por caso la política hidrocarburífera off shore. Para noviembre de 2018, la cartera de Energía somete a licitación gran parte de la plataforma submarina argentina (previa la declaración de la ONU reconociendo a Malvinas dentro de la misma) como áreas de exploración y potencial explotación.
Desde la Bahía de Samborombón hasta las aguas que limitan con la zona de exclusión unilateralmente declarada por Gran Bretaña en el Atlántico Sur, la gestion Macri otorga licencias y permisos de exploración, algo que se condice del otro lado de la “frontera” como comentábamos más arriba con la fusión de empresas kelper (nos referimos al aumento de la actividad económica). Estos permisos de exploración son otorgados ya a principios de 2019 y en su listado figuran firmas que no podrían operar sobre suelo argentino de haberse continuado con la política de aislamiento progresivo del archipiélago ocupado estableciendo restricciones a las empresas que realicen actividades en Malvinas. La actividad económica petrolera en la zona y sobre todo sus expectativas a futuro aumentaron sustancialmente. ¿Por qué? Por las mismas razones que explicamos más arriba cuando decíamos que la Argentina (por ejemplo) denunciaría a las empresas que explotasen recursos naturales en un territorio en disputa. Ese limitante no existe más desde la asunción de Mauricio Macri y aún menos luego del “Comunicado Foradori-Duncan”.
Tomemos un caso testigo para graficar la situación. El 29 de agosto de 2017 Energía otorga a la empresa SPECTRUM ASA SUCURSAL ARGENTINA un permiso de reconocimiento superficial sobre un área ubicada en la zona de Cuenca Austral Marina y Cuenca Malvinas. Esta área a explorar es limitante con la zona de exclusión británica. La empresa SPECTRUM ASA es una firma de origen noruego que en su momento decide abrir una sucursal en Argentina presumiblemente por las restricciones que operaban hasta la gestión Macri y separarse jurídicamente de su casa matriz. De cara a las elecciones presidenciales 2019 el cuerpo diplomático noruego en Buenos Aires y particularmente su embajador Jostein Leiro realizó una enorme cantidad de reuniones con el fin de conocer cuál sería la política hacia el sector en el caso de resultar triunfadora la fórmula Fernández-Fernández5. Su temor no sólo era político, existía también una razón económica.
Pocas empresas arriesgan su capital en zonas en disputa y en el caso particular de Malvinas, por su ubicaciòn geográfica, la ausencia de “cooperación” argentina se traduce en un enorme aumento de los costos operativos, sin puertos donde atracar ni poder reabastecer, refaccionar y toda otra necesidad que se le presente a esa actividad económica en particular el proyecto quizás sea demasiado arriesgado.
Sucede exactamente lo mismo (con algunos matices pero la misma lógica) respecto del resto de las actividades económicas.
Aún más, la presencia militar británica en Malvinas es multicausal como la proyección antártica, la defensa frente a un potencial acto de invasión (aunque poco probable constituye uno de sus argumentos) pero también la protección de sus actividades económicas. Ese “gasto” visto desde la perspectiva comercial es mirado cada vez con más detenimiento desde el “Comunicado Foradori-Duncan”. A ninguna empresa, a priori petrolera e hidrocarburífera o pesquera le “conviene” comercialmente una escalada diplomática en derredor de la discusión sobre soberanía. Aún más, otras actividades como la navegación mercantil es una actividad económicamente complementaria.
En clarísima concomitancia con lo dicho, la Argentina por Decreto Presidencial 703/2018 establece la “Directiva de Política de Defensa Nacional” la que hace un fuerte hincapié en la ciberseguridad, narcotráfico y terrorismo. La mencionada “Directiva” es clara también respecto del potencial cierre de unidades militares (tanto desde el punto de vista de terrenos actualmente en manos de las Fuerzas como en relación al personal, para el que se anuncia una futura ley de Reserva). Sólo dos (2) veces es mencionada la palabra “Malvinas”. En definitiva, nuevamente, el paradigma que parece imperar no sólo carece de un tinte “belicista”, o siquiera disuasorio frente al aparato militar británico en el Atlántico Sur, a todas luces la brújula apunta al incremento “a cualquier costo” (político) de la actividad económica.
Uno de los “costos” (se duda si entrecomillar o no la palabra) fue durante toda la gestión el vínculo con los veteranos de guerra y sus familias 6. Independientemente de que el decurso de los veteranos de Malvinas fue cambiante, la gestión macrista (por todo lo que enunciamos aquí) demostró una tensión constante.
El veterano, en tanto tal, además de pugnar lógicamente por un resarcimiento económico 7 por haber tenido la obligación de defender el pabellón nacional sean cuales fueren las circunstancias, a riesgo de perder la vida en combate, siente el reclamo de Malvinas como propio. Y así lo hace porque (se supone) por eso combatió. El abordaje sobre el veterano es completamente diferente en esta materia del que se le puede hacer a cualquier otro miembro de la sociedad. Sólo por ello podríamos inferir que la relación con este sector no fue de mutuo beneplácito pero no conforme con ello, la administración 2015-2019 ya de entrada, a los meses de asumir, intenta intervenir y “ordenar” al colectivo de veteranos creando en agosto de 2016 la COMISIÓN NACIONAL DE EX COMBATIENTES DE MALVINAS con un largo y por momentos alentador derrotero de funciones pero que al momento de leer su conformación podemos ver que la fórmula no parece ser muy imparcial:
…la COMISIÓN NACIONAL DE EX COMBATIENTES DE MALVINAS estará integrada por CINCO (5) Ex Combatientes de Malvinas designados por el PODER EJECUTIVO NACIONAL, UN (1) representante de los familiares de los caídos en combate designado por el PODER EJECUTIVO NACIONAL, UN (1) representante del INSTITUTO NACIONAL DE SERVICIOS SOCIALES PARA JUBILADOS Y PENSIONADOS (INSSJP – PAMI), UN (1) representante de la ADMINISTRACIÓN NACIONAL DE LA SEGURIDAD SOCIAL (ANSES), UN (1) representante del MINISTERIO DE RELACIONES EXTERIORES Y CULTO, UN (1) representante del MINISTERIO DE DESARROLLO SOCIAL, UN (1) representante del MINISTERIO DE TRABAJO, EMPLEO Y SEGURIDAD SOCIAL, UN (1) representante del MINISTERIO DE EDUCACIÓN Y DEPORTES, UN (1) representante del MINISTERIO DE SALUD, UN (1) representante del MINISTERIO DEL INTERIOR, OBRAS PÚBLICAS Y VIVIENDA y UN (1) representante de la SECRETARÍA DE DERECHOS HUMANOS Y PLURALISMO CULTURAL del MINISTERIO DE JUSTICIA Y DERECHOS HUMANOS.
Meses después el titular a cargo del Poder Ejecutivo, en el mismo Boletín Oficial que se anuncia la Ley del “RÉGIMEN PREVISIONAL ESPECIAL DE CARÁCTER EXCEPCIONAL PARA LOS EX SOLDADOS COMBATIENTES DE LA GUERRA DE MALVINAS, GEORGIAS Y SANDWICH DEL SUR.” la veta parcialmente con el decreto Decreto 1250/2016. La norma estipulaba que el veterano podía optar por el retiro a los 53 años toda vez que terminado el conflicto le fue difícil reincorporarse a la vida laboral y aún más en condiciones legales (en “blanco”) y que se les garantizaba por este retiro dos jubilaciones mínimas. En apariencia, esas dos jubilaciones mínimas para ese conjunto tan acotado de personas le representó a la gestión entrante una carga presupuestaria demasiado onerosa.
Además de sufrir actos de vandalismo en el año 2017 sobre en el cementerio Argentino de Darwin, en el año 2018 se modifican varios aspectos de la COMISIÓN NACIONAL DE EX COMBATIENTES DE MALVINAS, incluyendo su conformación, objetivos y regularidad de su accionar. Entre otros se destaca la derogación del inciso b) del Artículo 1 que afirmaba lo siguiente respecto del objeto de la Comisión: “Coordinar e impulsar los reclamos e inquietudes, individuales o grupales de los mismos ante los diversos órganos del Estado Nacional, Estados Provinciales y Municipios.”
Todo ello no es compensado con la identificación de cuerpos mediante técnicas genéticas, política humanitaria que tiene su origen mucho antes de asumir Mauricio Macri la presidencia ni la política más permisiva de visita a las islas.
Los veteranos, por todo ello, representaron otro “costo”.
El Comunicado “Foradori-Duncan”, para nosotros el eje de comprensión de la temática en análisis, dio vía libre también a la satisfacción de las demandas del Reino Unido sobre temáticas tan relevantes para el reclamo de la soberanía, como la pesca y la aeronavegación.
En relación a la pesca, resulta significativo el comunicado de prensa (No 101/18) del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto del 15 de marzo de 2018, que incluye como novedad en las relaciones con el Reino Unido “la reanudación de las actividades de cooperación científica para la conservación de los recursos pesqueros y la convocatoria a nuevas reuniones Subcomité Científico de la Comisión de Pesca del Atlántico Sur (CPAS)”,y que tiene su marco en los acuerdos firmados entre Argentina y Reino Unido en la década de 1990.
Esta posición de cesión por parte de la gestión macrista, amparada en la “fórmula del paraguas de la soberanía” tiene como contracara las reiteradas denuncias del gobierno argentino durante la gestión del kirchnerismo de actos unilaterales ilegítimos del Reino Unido que, a pesar de las declaraciones y entendimientos conjuntos, continuó promoviendo actividades de explotación pesquera, por ejemplo, mediante la venta de licencias de pesca.
En este sentido, las denuncias del gobierno argentino entienden que la discusión de la cooperación tiene como trasfondo la discusión de la soberanía y que los recurrentes actos unilaterales legitiman la posición del Reino Unido en el Atlántico Sur. El resultado de la posición británica y argentina al respecto fue en su momento la suspensión de las reuniones del CPAS. Hasta la gestión entrante en el 2015, donde todo se modifica.
De este modo, la reactivación de las reuniones de cooperación del CPAS sumada a la posición de la gestión macrista respecto del reclamo de la soberanía sobre la Cuestión Malvinas, indican que el gobierno argentino ha retomado su posición de avalar la continuidad de los actos unilaterales por parte del Reino Unido y, una vez más, de sostener sus demandas.
En relación a los accesos y servicios aéreos, el Decreto 602/2019 del 30 de agosto de 2019, significa una nueva cesión de la soberanía sobre el espacio aéreo, al autorizar la explotación de servicios regulares internacionales de transporte aéreo de pasajeros, carga y correo a la empresa de bandera brasileña TAM LINHAS AÉREAS S.A y autorizando tres rutas entre Brasil y las Islas Malvinas, con escala en la ciudad de Córdoba.
En este sentido, su accionar retoma los términos del acuerdo celebrado en 1999, en el que se determinaron los servicios aéreos civiles regulares directos entre Chile y las islas Malvinas operados por Lan Chile o cualquier otra aerolínea así como la posibilidad de vuelos entre las Islas Malvinas y terceros países con la opción de realizar escalas en el territorio continental argentino.
Cabe destacar que durante las gestiones del kirchnerismo, la posición del gobierno argentino respecto del espacio aéreo estuvo enfocada sobre la defensa de la soberanía, promoviendo la operación de los vuelos bajo la línea aérea de bandera argentina y regulando la operación de compañías extranjeras.
En noviembre de 2019 y a partir de la denuncia de la Dra. Valeria Laura Carreras por irregularidades advertidas en el manejo de la relación bilateral Argentina- Reino Unido por parte del Gobierno Nacional en la gestión 2015-2019, el Fiscal Jorge Di Lello imputa a Mauricio Macri, Guillermo Dietrich, Gustavo Lopetegui, a su antecesor, Juan José Aranguren, y al canciller Jorge Faurie por negociaciones con el Gobierno británico. Asimismo, solicita la suspensión del primer vuelo de la empresa Latam hacia las islas Malvinas con escala en Córdoba.
Finalmente, el dictamen del juez federal Luis Rodríguez ratifica la realización del vuelo de la aerolínea Latam que desde el 20 de noviembre unirá la ciudad brasileña de San Pablo y la ciudad de Córdoba con las Islas Malvinas.
No resulta sorprendente que, una vez más, el poder judicial se hiciera eco del poder político (y económico) que en este caso orienta sus ganancias con dirección Sur.
Podríamos sin duda continuar el análisis de la gestión 2015-2019 y hacer menciòn a centenares de hitos como el fiasco del G20, la renuncia de Malcorra y sus ambiciones en Naciones Unidas, el cambio de Canciller, la renuncia de Foradori, las reuniones con May, el reconocimiento de la plataforma continental argentina, las declaraciones aguadas en los foros internacionales clásicos y/o sus ausencias más otros hechos aunque de cara a nuestra tesis son el hilo de un anecdotario completamente accesorio e innecesariamente doloroso.
CONCLUSIONES
En nuestra introducción mencionamos el hecho de que Malvinas era la ocasión justa, casi perfecta para la aplicación de una política de Estado y frente al fracaso hipotético de ejercer esa acción nos preguntamos “¿cuál reportó mejores resultados? ¿Cuál por el contrario arrojó resultados magros o nulos y que por lo tanto deberían descartarse en un futuro?”.
Ahora bien, la definición de “mejores resultados” parece una definición tácita y universalmente compartida: la recuperación de la soberanía sobre las Islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur.
La gestión de Mauricio Macri demostró que esto no es así. Para comprender la gestión Macri hay que poner patas arriba toda la actividad diplomática argentina y entender que el principal escollo es, justamente, el reclamo de soberanía.
Para ayudar a comprender esta afirmación traigamos de nuevo otra de las preguntas que nos hicimos más arriba cuando describimos la forma y los objetivos de la toma del Estado por parte de Mauricio Macri y sectores económicos concentrados: “¿Qué lugar ocuparía Malvinas en semejante escenario?”
Nótese cómo frente a las dos preguntas surge un silogismo fácil de deducir. El lugar que ocuparía (el reclamo de soberanía sobre) Malvinas en semejante escenario es nulo porque Malvinas desde mucho antes de asumir la presidencia (y de esto existen pruebas públicas) era considerado un nicho más de negocios, y uno realmente grande.
La promoción de actividades económicas a ambos lados de la “frontera” como la pesca, la exploración y explotación hidrocarburífera, la navegación y el tráfico aéreo conforman un negocio gigantesco y mutuamente complementario. Mutuamente complementario porque cada actividad tiene lo que en economía se define como “externalidad positiva” y en las escuelas de negocios como oportunidades de inserción (esto es, si una empresa petrolera precisa llevar a una plataforma un geólogo hará uso del transporte aéreo, y luego quizás este aborde un buque de mediano calado, por citar solo un ejemplo de los miles posibles).
Además de ser mutuamente complementario por tipo de actividad económica también (y en esto el macrismo fue abiertamente sincero) mutuamente conveniente para las empresas de cualquier rubro que operan en la zona sea cual fuere el país que reclama tal o cual territorio o superficie. En términos de costo-beneficio, las actividades económicas que se desarrollan dependen en gran medida de los recursos naturales y estos se encuentran distribuidos sobre ambos lados del reclamo de soberanía.
Obviar “complejidades” y “riesgos” políticos como un reclamo de soberanía es achicar enormemente los gastos operativos y el macrismo siempre lo supo.
De fondo, y a diferencia de algunos análisis que lo asimilan a la denominada política de seducción de Carlos Menem-Guido Di Tella porque se amparan bajo el invento del paraguas sobre la discusión de soberanía, en los años 90 podría llegar detectarse un plan de largo plazo para la recuperación del territorio en base a la llamada “seducción” de los isleños. Cada pequeño acto de acercamiento kelper era objeto de una notable fanfarria. Por un lado, el escenario global era ciertamente diferente, marcado por una unipolaridad abierta, por otro, y en este mismo sentido, los promotores de la política de seducción, entre otras cosas fueron recibidos en Washington de pie, batiendo aplausos y a viva voz. El factor político estaba presente. El beneficio de la duda, quiérase o no debe ser concedido.

En el caso de la gestión Macri, ese elemento de “seducción” no es ni siquiera mencionado discursivamente. Carece de sentido. Está fuera de lugar. Pertenece a otra esfera. Es que en definitiva lo político per se no tiene lugar. Ningún Congreso o Parlamento ovaciona de pie por más de un minuto el relajamiento de un régimen pesquero. Es irrisorio, por más que seguramente muchos en la gestión de Mauricio Macri hubieran soñado con tal escenario.
Si en algún momento se recala en el discurso de la soberanía como dominación territorial es por el arraigo que la causa Malvinas posee en Argentina, posiblemente como consecuencia de estudios focales y cuantitativos de opinión pública. No más que eso.
El hito fundamental para llevar adelante unilateralmente por parte de Mauricio Macri esta política respecto de Malvinas (coherente con la política en el resto de los ámbitos de gobierno) fue el Comunicado Foradori-Duncan. Por ello se habla de unilateral, no porque lo haya decidido exclusivamente el Reino Unido sino porque fue decisión del círculo más íntimo del Presidente (e insistimos, esto no conforma acusaciones de conspiración, consta en los diarios) y no consultado con el resto de las fuerzas que integraban la alianza de gobierno.
Había para la Argentina una sola chance para desbaratar esta política diseñada puertas adentro de algunos despachos y seguramente ostentosas propiedades en Argentina y el Reino Unido: la negativa del Congreso Nacional. Y esto es más que lógico hasta para un estudiante de colegio secundario. Sólo la negativa del Congreso pudo haber frenado este dislate histórico. Y muchas veces, para eso está el Congreso.
En el Congreso Nacional, el 21 de septiembre a las 12:33 horas de la mañana, se elimina toda posibilidad de mantener una verdadera política de Estado que hasta Carlos Menem pudo sostener: el reclamo de soberanía sobre las Islas Malvinas.
A esa hora, el diputado Mario Raúl Negri, en confusas palabras, aceptó lo que declamativamente venía combatiendo no sólo días atrás, sino años atrás y su propio partido, más de cien años atrás.
De ellos dependió (en sus manos estaba) la chance de no avanzar sobre la lógica que describimos anteriormente. Este fue el último bastión de lo político, aún más, de la democracia, en donde el patriotismo es un elemento que le viene dado. Todo ello se derrumbó ya literalmente cuando el representante del Interbloque Cambiemos, aceptó, sin condiciones, la imposición unilateral que se plasmó en el encuentro entre Foradori y Duncan, seguramente varias veces ensayado a espaldas de la UCR y otros partidos políticos de la República Argentina.
El resto, como decíamos, es parte de un libreto que no podía modificarse sustancialmente, al menos en relación a Malvinas.Sólo la recuperación de la política y el ejercicio de la Democracia pueden evitar (y en este caso subsanar) un acto de semejante envergadura. El principio rector de la justicia (no necesariamente del Poder Judicial) debe ser aplicado de la manera màs democrática posible, dejando en evidencia por qué y cómo se puede o se pudo llegar a semejante afrenta a la soberanía nacional y por extensión al pueblo de la Nación Argentina. En ese ámbito los partidos políticos juegan un rol fundamental.
EPÍLOGO
La Argentina vive hoy uno de sus mayores desafíos. Combatir en dos frentes: una Pandemia Mundial y la peor crisis económica de su historia. De la amalgama de ambos y del voto popular en las urnas en el año 2019 asistimos a una recuperación simbólica y material del Estado, en todos sus niveles. Inédita, y no sólo en la Argentina.
La responsabilidad de las acciones de gobierno en manos de los representantes elegidos por el pueblo a nivel nacional, provincial y municipal (ciertamente con algunas lógicas tensiones) se mantiene cohesionada y coordinada para mantener en pie ambos frentes. No parece tener el mismo semblante el comportamiento de los sectores fuera de la responsabilidad en el ejercicio del poder público.
De ambos frentes, quizás y hasta lo podríamos admitir, el Pandémico es el que más se ajusta a un modelo bélico. ¿Por qué podría llegar a ser de esa forma? por la sensación de una amenaza exterior, por el control del territorio y la población, la escasez de recursos, la readaptación de la dotación de factores económicos orientados ahora a la fabricación de “armamento” para “combatir” la Pandemia (insumos médicos, recursos humanos, logística, etc), cierre de fronteras, competencia científico tecnológica, capacidad extractiva o impositiva, etc., etc.
Como epílogo del presente, hay algo sin embargo que debe quedar claro en relación al párrafo anterior: la Pandemia en algunos aspectos “ajusta” a un “modelo” bélico, no se trata de un enfrentamiento bélico. La Guerra de Malvinas fue un enfrentamiento bélico. La actual Pandemia no lo es.
Se afirma lo que precede porque del estudio surge recientemente una afirmaciòn del Diputado Negri donde (no conforme con lo enunciado aquí en relación a la virtual entrega de la soberania nacional sobre Malvinas) compara cuantitavamente la cantidad de muertos en el conflicto del Atlántico Sur con la cantidad de muertos por Covid-19 en la Argentina.

Lamentablemente, el beneficio de la duda por opacidad o por distracción es un lujo suntuario que a la vista de lo dicho no podemos ofrecerle al mencionado.
Las muertes no son comparables. Ni siquiera dos muertes en una misma guerra, en un mismo combate, en una misma trinchera. La muerte representa el fin de la existencia de un ser humano, un evento que resulta único y trágico por sí mismo y respecto de su entorno social más inmediato como su familia (por citar sólo un ejemplo). La suma de un conjunto de muertes es un ejercicio con una finalidad concreta en cada caso en particular, no es un asiento contable.

La muerte posee una dimensión equiparadora desde el punto de vista del fin de la existencia pero no por ello conlleva una equiparación sin más, sin reconocer individualidades, historias, sentimientos… La muerte posee numerosas causas muchas de ellas también imposibles de ser comparables. Justamente, por la naturaleza diversa de sus causas. Equiparar esas muertes es inclinar la balanza sobre el conteo por sobre el ser humano. Es inadmisible, grotesco, inútil y ofensivo.
Es hora de poner en su justa medida las responsabilidades que a cada uno nos toca. La Guerra, las más de las veces tiene una hermana de sangre: la ganancia económica. Si bien Malvinas desde el lado argentino se percibe como el reclamo sobre un territorio y no más que ello, hemos visto que sí puede haber una conexión económica.
En esta familia, donde parece haber dos hermanas de sangre, la guerra y la economía, en derredor de las cuales yacen los muertos, sin embargo siempre es menester la complicidad de esa figura por fuera del linaje pero que se destaca por su afinidad: el pariente político.
En esta triste y conocida familia de la humanidad, Malvinas no es la excepción, y el Diputado Mario Raúl Negri, como pariente, tampoco.
Referencias
1 Aquí es interesante cómo Macri divide como “interno” cuestiones que en realidad están en litigio, como el pago a los Fondos Buitre y asume la “integración” financiera positivamente, sea cual fuere el costo. Este principio cobrará sentido y fuerza más adelante.
2 La Organización logra desactivar una escalada con final seguro en un enfrentamiento entre Colombia y Venezuela, entre muchas otras intervenciones. Sin mediar más que la voluntad pacífica y de cooperación de las Naciones que componen.
3 Expresión francesa que se traduce como “dejen pasar”.
4 https://www.youtube.com/watch?v=7nrVVt4U_Ws&t=93s&ab_channel=PrensaBloqueUCR
5 Su pudo acceder en ese tiempo a una reunión informal, sin autoridades políticas argentinas, con la presencia del mencionado embajador y en la misma mesa su segundo al mando, el Secretario de Asuntos Políticos. El grado de nerviosismo e insistencia sobre algunos temas no parecían encuadrarse en el comportamiento de un miembro del cuerpo diplomático noruego. Ahora vemos por qué.
6 Se excluye aquí la pérdida (no hundimiento, pérdida) del ARA San Juan y sus tripulantes así como las acciones de hostigamiento e inteligencia ejercidas sobre sus familias, pero la naturaleza del vínculo es exactamente el mismo.
7 Es innegable que desde la gestión de Néstor Carlos Kirchner dejamos de ver jóvenes vestidos de color verde oliva en los colectivos de Buenos Aires o en cualquier otro lugar del país con aglomeración de público portando medallas que antes que merecer una moneda hubieran merecido un reconocimiento, rodilla en tierra. Son cuantiosas las medidas aquí como para enumerarlas pero el cambio en su situación por lo menos económica, de cobertura sanitaria y también (y ello no es menor) de acompañamiento en el reclamo vivo de soberanía es imposible aritmeticamente de ser negado o siquiera discutido.