La leyenda afirma que fue la hinchada de Nueva Chicago en 1981, la primera que le cantó la Marcha Peronista a los milicos. Mucho después, sus colegas de All Boys establecieron que Samuel Alfredo Szczupakiewicz, Carlos Oscar Cittadini, Daniel Ferreira y Susana Leonardi, militantes de Floresta desaparecidos, merecían un mural y lo pintaron en Mercedes y Alvarez Jonte con el escudo del club y la frase: “Aquí fueron felices”.
Había un antecedente: en el 2001, Defensores de Belgrano, a instancias de un grupo de socios, bautizó a su tribuna popular que da espaldas a Libertador, con el nombre de Marcos Zucker (hijo del reconocido actor), hincha de Defe y militante montonero, quien permanece desaparecido desde la llamada “segunda contraofensiva”.

Mucho se escribió sobre el tema. Claro que un disparador para lo que vendría fue el trabajo de investigación de Julián Scher que derivó en el libro “Los Desaparecidos de Racing” (Grupo Editorial Sur, 2017): recopila la biografía de 11 hinchas de la Academia secuestrados y asesinados por el terrorismo de Estado: Alejandro Almeida, Diego Beigbeder, Jorge Caffatti, Álvaro Cárdenas, Jacobo Chester, Dante Guede, Gustavo Juárez, Carlos Krug, Osvaldo Maciel, Roberto Santoro, Miguel Scarpato. Un retrato desde su nacimiento hasta su desaparición y las vivencias como simpatizantes del equipo.
Prendieron la mecha
“El sueño que nos trajo hasta acá es armar un equipo que juegue de Memoria, con la verdad en los pies y la justicia en el corazón”. Es una frase fundacional de Coordinadora de DDHH del Fútbol Argentino, formado por hinchas de Argentinos, Banfield, Defensores, Ferro, Lanús, Racing, Central y San Lorenzo, a los que se les sumó luego Huracán y otros. Los colores valen pero, esta vez, son relativos. Los unió el fútbol y la militancia en las entonces insipientes comisiones de DDHH de los clubes. Un tiempo diferente en el que ya casi no se escucha esa frase expulsiva de que se trata de clubes y que no debe entrar la política…

Promovieron la investigación de la Memoria en los clubes, o simplemente colgaron en algún lugar de la tribuna, una bandera que sentara posición: “2×1 las pelotas” o “Aparición con vida ya”, cuando nada se sabía de Santiago Maldonado. Son sólo ejemplos. “El pueblo tiene problemáticas comunes y el fútbol, como el deporte más popular, no puede estar aislado”, sostuvo Santiago Garat, hincha de Central, hijo de Eduardo, a quien desaparecieron el 13 de abril de 1978 en el centro de Rosario. “Institucionalmente el fútbol todavía no revisó lo que sucedió durante la dictadura”, opina Mariano Colángelo, de San Lorenzo. Reafirma: “Vamos a contracorriente del fútbol. Usamos la pasión, el compromiso y la militancia para unirnos”.

Así, en octubre de 2019 surgió “Los 11 de la memoria”. Un grupo de socios generó el espacio colectivo Banfield por los Derechos Humanos e impulsó que ese equipo volviera a “jugar” por el club, que esos socios que siguen en situación de desaparecidos recuperarán su status societario: Alberto Pera, Alejandro Hansen, José Pablo Ventura, Silvia y Eduardo Streger, German Gavio, Mario Pierrepont, Leonel Saubiette, Ricardo Chidichimo, Roberto Matthews y Raúl Ceci. Sergio Smietniansky (abogado de la Coordinadora Antirrepresiva por los Derechos del Pueblo), argumenta: “No reúnen ninguno de los cuatro requisitos que establece el estatuto para ser dados de baja del padrón: la muerte (la figura del desaparecido no es asimilable en este caso a la del fallecido), la falta de pago (no existe culpa en la mora), la renuncia o expulsión”.
Por entonces, la abuela de Plaza de Mayo, Delia Giovanola, contaba: “Hay un rincón de Banfield en el que supongo que murieron mi hijo y mi nuera embarazada de ocho meses. Como abuela, todo este tiempo busqué un niño y me encontré con un hombre de 39 años. Aún seguimos en busca de otros 350 nietos”.

Una bella curiosidad: la presidenta de la entidad del sur era, y es, Lucía Barbuto, de solo 35 años. Hace pocos días nació su hijo, Noah Lizenberg Barbuto. Ya es socio de Banfield, y también de Lanús, club del que es hincha su padre, Hernán Lizenberg
La mecha siguió prendida. José Dabrowsk es hijo de Wolfgang Achtig, una de las seis víctimas austríacas de la última dictadura. En 1977 estaba enamorado de la militancia sindical y de Ferro: en noviembre de 2019 en la vereda de Avellaneda al 1240 se lo homenajeó, a él y a otros 15 socios, con la colocación de baldosas y se restituyeron sus carnets.
En setiembre pasado, en plena pandemia, sumaron un mural que este febrero sufrió un atentado -escribieron con pintura “Perdón Videla”-. El club repudió el hecho y reparó la imagen de Eduardo Gabriel Testa, Sergio Tula, Rubén Kriscautzky, Roberto Cristina, Sergio Kacs, Ester Bizzanelli, Luis Enrique Pipi Giménez D´Imperio, Eduardo Leguizamón, Eduardo José Vega, María Luz Vega, Jorge Luis Perón Vizcay, Maria Alicia Pistani, Maria Cristina Mazzuchelli, Nora Grittini, Eleonora Cristina y Luis Polito Arcuschin.

Sucedió también en San Lorenzo. Hubo varios homenajes, en la Casa del socio vitalicio (Inclán y Muñiz), en la sede de Avenida La Plata y en el campo deportivo de Soldati. Los familiares recibieron el carnet de socio Honorario: Daniel Schapira (jugador de tenis), Oscar Forlenza (bowling), Juan Carlos Martínez, Horacio Pietragalla, Jorge Argente, Guillermo Barros, Carlos Vivas, Eduardo Seghezzo, Emilio De Lorenzo, Alberto Pastor, Diego y Luis Guagnini, José Orlando, Luis Zuckerfeld y Osvaldo Balbi. Jorge Julio López, secuestrado y liberado entre 1976 y 1979, y vuelto a desaparecer en 2006, no era hincha de San Lorenzo, pero sí uno de sus sobrinos y en un homenaje lo designaron socio honorario y le entregaron el carnet a su hermana Margarita.
En Gimnasia y Esgrima La Plata una comisión de socios elabora un archivo histórico y organizan jornadas de homenajes a deportistas desaparecidos, como por caso, el voleyvolista Gustavo Ogando. A pocas cuadras, también en Estudiantes se trabaja en muestras, talleres, jornadas que se replican en muchas áreas educativas del club y también realizó una convocatoria a familiares de desaparecidos para reparar sus fichas de socios.
Nunca más
Hace pocas horas, se supo que la idea se replicó en Argentinos Juniors. Repararon la condición de socios a Gregorio Nachman, Guillermo Moralli, Ernesto Szerszerwiz, Horacio Moreira, Raymundo Gleyzer, Américo Marchetti y Néstor Sammartino. Mariela Alonso, secretaria de DDHH, explica que la entrega de los carnets “surge de la necesidad de una reparación histórica y lo califica “cada vez más indispensable”. Con gran determinación afirma: “Estamos dando un paso para alcanzar uno de los objetivos más importantes de nuestra institución que es conectar al club con el barrio y la sociedad, fortaleciendo los lazos identitarios y sociales, aportando a la construcción de una democracia más firme, basada en la memoria, la verdad y la justicia”.

Idéntico trabajo se realizó en Racing. La propuesta original fue planteada hace algunos meses por cinco socios: el actor Osvaldo Santoro, el periodista Carlos Ulanovsky, el químico Miguel Laborde (ex vice del Conicet), Carlos Krug (hermano de Alberto, secuestrado en 1976) y Jorge Watts, detenido-desaparecido durante 1978 en el centro clandestino El Vesubio y uno de los fundadores de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos, que falleció el pasado 3 de marzo de Covid-19. Cuando estuvo secuestrado, su madre, Rosa Moltedo, continuó pagando la cuota social a la espera de que su hijo regresara y pudiera ir al Cilindro. Ulanovsky, a partir de la afirmación de que “igual que el resto de la sociedad, los clubes también tuvieron víctimas de la dictadura” sostuvo que “los clubes son instituciones civiles y con estas decisiones, prueban algo que los militares siempre trataron de negar: la represión atravesó completamente a la sociedad. Los militares siempre trataron de mostrar una guerra entre bandos. No fue así. La represión llegó a todas y todos. Y también a los hinchas de fútbol”.
Aquí no hay grieta
“River y Boca convocan a familiares de socios desaparecidos por la última dictadura a ponerse en contacto con el club para conocer sus historias y reivindicar su condición societaria“. Los socios de ambas entidades y muchos allegados recibieron esa comunicación hace algunas horas. La respuesta fue tan sorpresiva como la convocatoria. Los llamados recibidos, los familiares de ex socios, los acercamientos para aportar datos e información que sume a esa búsqueda, fueron muy numerosos.
También necesarios. Los clubes, en especial los que cuentan con un mayor caudal societario, se enfrentan al problema de que sus archivos, sus libros de altas y bajas de socios, no están digitalizados sino desde hace pocos años (en algunos casos solamente). Son interminables libracos manuscritos. Desde ya que ninguno de ellos tiene registros automáticos de los socios de hace 45 años. En River es una labor que se inició ya entrado este siglo, y en Boca, incluso es más reciente. Por lo tanto, el trabajo cualitativo de investigación es claramente a largo plazo y se define como una verdadera “labor de hormiga”: los listados se revisan casi ítem por ítem.

De todas maneras, ambos clubes decidieron hacer un lanzamiento conjunto para recabar datos y en un futuro próximo sumarse a la movida de realizar reparaciones históricas con el consentimiento de los familiares. Los listados, por el momento, lógicamente, no se dieron a conocer. Aunque trascendió un caso, el de Néstor Alberto Pedernera (hijo de Félix, sobrino nieto del recordado Adolfo) a quien una banda de la VII Brigada Aérea de Morón secuestró junto con su esposa Deolinda Isidora Arroyo de Pedernera, en su casa de Charcas 3931, Morón.
El responsable de la iniciativa en River es el sociólogo Rodrigo Daskal que conduce el departamento de Museo, Trofeos e Historia del club. En Boca, ya el año pasado había surgido la idea pero la pandemia lo postergó. Sin embargo el club alentó la frase “poné el pañuelo en tu casa” y colocaron un pañuelo simbólico en La Bombonera. “Los clubes cumplen una función social y formadora, son parte de la comunidad y por tal motivo, deben promover valores democráticos indeclinables. Las políticas de Memoria, Verdad y Justicia son parte de esos lineamientos y en ese sentido estamos trabajando firmemente. Boca es sujeto parte de la historia argentina y como tal, levanta su voz para decir Nunca Más”, afirma Verónica Hernández, prosecretaria de la Asamblea de Representantes y parte de la organización de las acciones por la Semana de la Memoria en el club.

Una llave clave es la buena relación entre el presidente xeneize, Jorge Amor Ameal y el de River, Rodolfo D’Onofrio, lo que permitió en que se tomara esta iniciativa “como una buena política de ambos clubes, por encima de cualquier cuestión partidaria o rivalidad deportiva”. Coincidieron en que “aquí no hay grieta”.
También se achica la grieta en AFA, que a partir de la sugerencia de la Coordinadora de Hinchas, se sumó a la movida de “plantar memoria” en recuerdo a los desaparecidos, que impulsan los organismos de DD HH y que esta vez tuvo gran eco también en el fútbol. Igual actividad se llevó a cabo en estas horas en Témperley, San Lorenzo, Huracán, River, Boca, Ferro y otras entidades
En el predio de la AFA, en Ezeiza, desde hoy, al lado del flamante árbol que crecerá con la Memoria, habrá una plaqueta en la que figurarán 20 jugadores desaparecidos del fútbol argentino.
Hasta hace unas horas eran 19. A la nómina se sumó Raúl Ceci. Tenía 28 años cuando lo secuestraron en la intersección de Hipólito Yrigoyen y Coronel Beltrán, la esquina de Escalada que lleva su nombre desde diciembre de 2011. Jugaba en Banfield. Dicen que era muy bueno pero que su pasión por la militancia pesó más.