El lawfare en la Argentina durante el gobierno de Cambiemos acaba de sumar otra muestrea de la impunidad de sus métodos: una investigación periodística de El Destape reveló las visitas frecuentes a la quinta presidencial por parte de la plana mayor del aparato judicial de persecución política.
Una y otra vez, jueces y fiscales de claro predicamento antikirchnerista se reunieron en Olivos con Mauricio Macri, mientras el líder del PRO enfocaba todo su poder político en llevar a los tribunales a Cristina Fernández y a exfuncionarios de su gestión. En paralelo, también recibía a la otra pata fundamental del lawfare: empresarios de medios y periodistas con facilidad para la operación, en encuentros de los que solían participar el alcalde porteño, Horacio Rodríguez Larreta; y la entonces gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal.
Después de cada una de estas verdaderas “cumbres del lawfare”, el aceitado mecanismo mostraba resultados: los medios anticipaban los deseos judiciales del Ejecutivo PRO, los tribunales los convertían en realidad y luego la misma prensa amplificaba sus vaticinios.
Por ejemplo, el juez Mariano Borinsky, integrante de la Cámara de Casación Penal que intervino en casi todas las causas contra la actual vicepresidenta, se reunió al menos 15 veces con Macri y su mesa judicial en Olivos, donde parecen que se entendieron a la perfección. “Esas visitas coinciden con las fechas de sus fallos en casos de alto impacto político como la reapertura de la denuncia del fiscal Alberto Nisman, la mediática ‘Ruta del dinero K’, la causa Dólar Futuro, la de la Obra Pública de Vialidad en Santa Cruz y hasta el caso Ciccone contra Amado Boudou”, enumera el exhaustivo trabajo de El Destape. “Todas (esas causas) –agregan– pasaron por Borinsky, al cual Macri recibía con excusas variopintas como jugar al paddle, tenis o fútbol pero donde el objetivo claramente era otro. En todas el juez falló en contra de CFK y sus ex funcionarios”.
Otros pesos pesados de la justicia federal que cada tanto se daban una vuelta por la quinta de Mauricio eran el juez de Casación Gustavo Hornos y el fiscal de Casación Raúl Pleé. La Investigación periodística indica que “Hornos, quien actualmente preside la Casación, tiene dos accesos a Olivos”, que se suman a sus al menos seis reuniones con Macri en la Casa Rosada. Por esa razón, ya recibió una denuncia penal y también se pidió su remoción en el Consejo de la Magistratura.
En el caso de Pleé, uno de los rostros más influyentes y reaccionarios de la familia judicial, posee una relación de larga data con Macri, que se remonta a sus tiempos en el club Boca Juniors. Pleé fue clave, por ejemplo, en las maniobras que finalmente llevaron a que el expediente por el espionaje ilegal durante Cambiemos –donde están involucrados el abogado trucho Marcelo D’Alessio y el fiscal procesado Carlos Stornelli– dejara el juzgado de Alejo Ramos Padilla y pasara a Comodoro Py, un entorno mucho más amigable para el macrismo.
El primer pedido de Pleé en ese sentido fue el 16 de julio de 2019, pero mucho tiempo antes Macri ya sabía que podía contar con él. El 23 de marzo de 2018, en Olivos, ambos tuvieron un encuentro con Gustavo Arribas, el entonces jefe de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), gran usina de material para el armado de causas y el hostigamiento a dirigentes opositores a Cambiemos. “Poco después de la reunión –señala El Destape–, el 26 de abril de 2018, Pleé pidió la detención de los empresarios Cristóbal López y Fabián De Sousa, dueños del Grupo Indalo. Al día siguiente, la Sala I de la Cámara de Casación ordenó la detención”. Una de las firmas de esa resolución fue la del camarista Hornos.
Pero como no hay lawfare sin prensa asociada, las tertulias de Macri en Olivos también tenían su capítulo mediático. El 17 de julio de 2017, a las 17.45, Héctor Magnetto, CEO del Grupo Clarín, se reunió con el expresidente. El 24 de julio de 2017, a un mes de las PASO, fue el turno del jefe de redacción del diario Clarín, Ricardo Kirchbaum. Esa vez, la quinta presidencial se volvió comité de campaña: también estuvieron Vidal, los candidatos Esteban Bullrich y Graciela Ocaña.
El 25 de octubre de 2017, fue el turno de Luis Majul; Jorge Rendo, director de Clarín; y Franco Bindi, abogado de Leonardo Fariña, fusible del lawfare y de buena relación con la AFI. “El presidente, en cónclave secreto con el abogado de uno de los principales acusadores de Cristina, el periodista que más siguió el tema y el pope del grupo que lo instaló. Ese día Fariña declaró que Ricardo Echegaray encubrió a Lázaro Báez”, subraya la investigación periodística.
El 3 de abril de 2019, ante la inminencia de unas nuevas elecciones Primarias, Macri, Vidal y Rodríguez Larreta recibieron a uno de los accionistas del Grupo América, Gabriel Hochbaum. De hecho, el empresario les pegó un aventón al alcalde y a la entonces gobernadora: los tres entraron juntos en el Jeep de Hochbaum.
Otros periodistas que pasaron por Olivos durante la gestión Cambiemos son Jorge Lanata, Joaquín Morales Solá, Ricardo Roa, Carlos Pagni, Eduardo van der Kooy, Julio Blank, Alejandro Fantino, Diego Cabot y Nicolás Wiñazki.
El 19 de noviembre de ese año, ya derrotado en las urnas, Macri recibió a Fernán Saguier, principal accionista del diario La Nación. Conocidas las deudas millonarias de ese medio con la AFIP, el anfitrión tuvo el buen criterio de invitar también al entonces titular del ente recaudador, Leandro Cuccioli, y a su subdirector, Sergio Rufail.
Sin dudas, todo se podía arreglar en “las cumbres del lawfare”.