En la provincia de Buenos Aires, una de las cuestiones centrales es que la escuela pública sigue estando presente en todo el territorio, porque hay un compromiso muy importante de los docentes, de los equipos directivos, de los maestros y maestras, de los profesores y profesoras, construyendo ese vínculo solidario, que es muy importante en el marco de una pandemia que constituye un hecho inédito en términos mundiales, y que está modificando la vida de todos los pueblos y de todas las naciones.
Cuando el Gobierno nacional toma la decisión del aislamiento social, preventivo y obligatorio, en las escuelas se dio una dinámica de cómo seguir acompañando a los estudiantes y a sus familias, como una concepción histórica que nosotros tenemos en cada una de las crisis que hemos atravesado.
Y se dieron diferentes iniciativas, que tenían que ver con propuestas pedagógicas que elaboraron desde colectivos institucionales hasta los propios docentes, de los distintos niveles y modalidades, ante una decisión que significaba suspender el trabajo pedagógico en el espacio físico de la escuela y trasladarlo, en el caso del trabajo docente, al espacio físico del hogar.

Un esfuerzo muy importante
Esa relación pedagógica se realizó a través de diferentes estrategias y dispositivos, desde materiales que se produjeron y se entregaron en mano a las familias y a los propios estudiantes -como continuidad de aquel trabajo presencial que ya se venía desarrollando- hasta la experiencia, muy dinámica, de organizar los conocimientos en el marco de diferentes dispositivos y plataformas.
Todo esto ha significado un esfuerzo muy importante en términos laborales. En algunos aspectos una situación de sobrecarga, porque el trabajo se diversificó, se intensificó, y la jornada se extendió. Porque mantener ese vínculo amoroso, histórico, que caracteriza a la educación pública de la Argentina y de la provincia de Buenos Aires significó estar a disposición de las familias, de sus inquietudes y preocupaciones, que no solo eran pedagógicas sino que empezaron a ser también sanitarias y alimentarias, en un día a día en el que impactan situaciones como la pérdida de la fuente de trabajo o la reducción salarial.
Por eso hay un trabajo muy solidario y muy colectivo en la organización y la distribución de los bolsones de alimentos a cada una de las comunidades, tanto urbanas como rurales y de islas. Y esta es una política del Gobierno de la provincia de Buenos Aires, que llegó a todo el territorio a través de las escuelas, de la presencia de los docentes, de los equipos directivos, de los auxiliares de la educación, de los inspectores, y también de las cooperadoras y de los consejos escolares, que se comprometieron articuladamente y entendieron cuáles eran las condiciones que estábamos atravesando en el marco de la pandemia.
Tareas de cuidado y acceso a la tecnología
La última encuesta de CTERA plantea que el 78% de los docentes en todo el país somos mujeres. La mayoría, jefas de hogar. Por lo tanto -todavía atribuidas culturalmente las políticas de cuidado en nuestro género-, coexisten en el hogar todo lo que tiene que ver con el trabajo docente junto a las tareas de cuidado y de organización familiar de niños, jóvenes y adultos. Por eso en la agenda sindical se prioriza plantear nuevas regulaciones del trabajo docente en este contexto del Covid-19.

Otro aspecto relevante es el acceso a la tecnología y a la conectividad. Tener que interactuar en un blog, en Facebook, a través de WhatsApp o de una plataforma virtual, requiere de una tecnología a la que no tiene acceso un porcentaje importante de docentes y estudiantes, incluso más allá de la conectividad.
Por eso quiero destacar que se siente mucho la ausencia del programa Conectar Igualdad, que no era solo la entrega de las netbooks. Era la extensión de la conectividad a todo el país; la infraestructura que se requería para esa extensión; todo lo vinculado a las plataformas de formación de los docentes para interactuar en contextos virtuales, y también la creación de programas específicos para docentes y estudiantes en el marco de software libre.
Los más ricos deben hacer su aporte
En la provincia de Buenos Aires, cuatro años de Vidal significaron una reducción del presupuesto educativo, un ajuste estructural del Estado con recortes a las políticas públicas, pero además el crecimiento de la deuda. La deuda pública de la provincia de Buenos Aires se quintuplicó y el 80 por ciento está en moneda extranjera.
Esto significa que nosotros reconocemos, por un lado, las políticas públicas que se ejecutan en la actualidad con la direccionalidad de priorizar la vida, como se plantea desde el Gobierno nacional. Pero por otro lado, también tenemos que impulsar aquellas propuestas que sigan concretando derechos, para los que se requieren políticas públicas y en consecuencia proponemos iniciativas que fortalezcan los recursos del Estado nacional y del Estado provincial. En ese sentido, la CTA elaboró un proyecto de reforma tributaria.
La mejor señal solidaria que podrían dar los más ricos es aportar para seguir sosteniendo las políticas públicas necesarias para enfrentar esta crisis en materia de alimentación, salud y trabajo. Eso requiere nuevas legislaciones para que los sectores más concentrados del poder económico aporten como lo estamos haciendo los trabajadores y las trabajadoras.
Porque seguir abrazando la escuela pública, a nuestros estudiantes y a las comunidades con acciones solidarias implica un esfuerzo laboral pero también aportes económicos de los/as trabajadores/as. Y de la misma forma hay aportes solidarios de las organizaciones sindicales. En el caso del SUTEBA, pusimos a disposición de la política sanitaria una parte muy importante de la infraestructura que construimos con mucho esfuerzo, como el recreo del Tigre, 16 centros de salud y las Casas del Docente.
Entonces, nos planteamos desde la CTA, que debe haber una ley de impuesto a la riqueza. Porque si los/as trabajadores/as hacemos aportes cotidianos y concretos, debe producirse una reciprocidad solidaria de aquellos sectores económicos concentrados. Y hasta ahora sólo siguen pensando cómo maximizar ganancias y continuar en ese circuito de especulación financiera que transitaron durante los años del macrismo y del vidalismo.
La salida de la pandemia debe ser una construcción colectiva con más Estado, más derechos, más distribución justa de la riqueza, más democracia, más salud y educación pública.
* Secretaria General Adjunta del SUTEBA