Los grupos hegemónicos no sólo tienen la habilidad de construir sentido a partir de noticias falsas, también se especializan en desarrollar maniobras de ocultamiento sistemático de la información, escondiendo a determinados actores o nominando los hechos según los intereses que estén en juego.
Un ejemplo de ello lo pudimos ver en cómo tituló el diario Clarín el escrache a la casa del juez, Ricardo Lorenzetti: “Protesta frente a la casa de Ricardo Lorenzetti antes de que la Corte Suprema decida sobre los tres jueces que quiere desplazar Cristina Kirchner” (28/09/2020). Más allá de lo aparente, que es instalar en la opinión general que la vicepresidente de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner es la que decidirá el traslado de los jueces ― que fueron designados a dedo durante el macrismo ―, lo que nos interesa analizar son las transformaciones que operan a nivel lingüístico en la estructura del titular.
Los titulares nos marcan la cancha de cómo debemos entender el artículo.
Es importante analizar los titulares porque ellos — según Van Dijk — programan el proceso de interpretación y aportan una definición subjetiva de la situación, es decir, nos marcan la cancha de cómo debemos entender el artículo. Con solo someter el titular a un análisis del discurso nos alcanza para ver que hay gato encerrado. Todos los que hemos estudiado alguna carrera vinculada a las Ciencias de la Comunicación o el periodismo hemos sido inculcados con que la estructura de los titulares siempre debe ser (sujeto + verbo + predicado) y, en el caso del titular mencionado, esa estructura no se respeta.
Después de haber dicho todo esto, sabemos que el titular tendría que haber sido “fulanito protestó frente a la casa de Ricardo Lorenzetti”. Sin embargo, como el diario no puede decir quiénes fueron los que protestaron frente a la casa del juez o quién lo organizó, tiene que nominalizar, es decir, darle la función de sustantivo a un verbo. De esta manera, el verbo «protestó» pasa a convertirse en el sustantivo «protesta» y no necesita decir quién organizó la protesta que, ya bien sabemos, se trató de la politóloga y precandidata a intendenta de Rafaela por Cambiemos en 2019, Corina Vecchioli.
El Grupo Clarín es el megáfono que amplía los intereses de la oposición y, por lo tanto, hay cosas que debe ocultar.
El titular era el siguiente: “La precandidata por Cambiemos, Corina Vecchioli protestó frente a la casa de Ricardo Lorenzetti”. Sin embargo, también sabemos que el Grupo Clarín es el megáfono que amplía los intereses de la oposición y que, por lo tanto, hay cosas que debe ocultar. Resulta claro que las transformaciones de la estructura básica tienen como objetivo el ocultamiento sistemático por parte del medio de difusión del responsable de la protesta.
Los titulares nada tienen de inocentes, están cargados de significados no explicitados que solo pueden ser detectados a partir de una lectura minuciosa. Nos preguntamos, ¿qué hubiera pasado si los manifestantes hubieran sido militantes del proyecto nacional y popular? En ese caso, el diario Clarín si hubiera respetado la estructura de (sujeto + verbo + predicado), tal es el caso del titular: “Militantes K intentaron escrachar a Mauricio Macri y los candidatos en Luján” (30/06/2017). Perfectamente elaborado, respetando la estructura de los enunciados. ¿No era tan difícil, no?
Los grupos hegemónicos responden a una estructura de clase, en la que la naturaleza de sus códigos es de tipo corporativo.
Lo que llama la atención del titular anterior es que no solo mencionan a los sujetos responsables, sino que también, no hay ninguna nominalización y el verbo ― devenido en sustantivo ― que antes fue «protestar» ahora se convirtió en «escrachar». Es decir, que el hecho será nominado según quiénes sean los responsables, si lo hacen los republicanos de Cambiemos es una “protesta”, en cambio, si lo hacen los militantes kirchneristas es un “escrache”.
Lo mismo ocurrió con los titulares de Clarín: “Protesta frente a la casa de la madre de Cristina Kirchner” (17/08/2020), “Marcha del 17A: la protesta llegó hasta la casa de Cristina Kirchner en Recoleta” (18/03/2008). La maniobra es la misma, los sujetos responsables fueron borrados, se nominaliza el verbo «protestar» y la categoría de «escrache» aquí no aparece.
Quedó claro. Los grupos hegemónicos que monopolizan la representación de la realidad no son ni objetivos ni independientes. Ellos responden a una estructura de clase, en la que la naturaleza de sus códigos mediáticos es de tipo corporativo y que, por lo tanto, su visión del mundo también lo es. Por ello, mienten, ocultan, transforman y denominan según lo que esté en juego.
*Antonio Colicigno es Magíster en Políticas Sociales e integrante del Grupo Artigas.
*Mauro Brissio es Magíster en Comunicación e integrante del Grupo Artigas.