Hay una decena de proyectos que no logra avanzar en el Congreso, dejando cada vez más desamparado a un colectivo con un promedio de vida de 35 años. La activista trans Paula Arraigada analiza esta cuenta pendiente de la democracia, habla del genocidio trans-travesti y explica las diferencias entre equidad y paridad.
La comunidad trans y travesti espera desde hace años una ley de cupo laboral que les posibilite un cambio vida. El trabajo sexual y los empleos no registrados son el común denominador de un colectivo terriblemente estigmatizado. Las violencias que padecen y las condiciones en las que viven son las principales causas de que, en promedio, no superen los 35 años.
El año pasado fallecieron al menos 75 personas trans con una edad promedio de 39 años, es decir 37 años menos que la media de la población argentina, que suele vivir hasta los 76, según un relevamiento que realizó la Asociación Civil Trans La Rosa Naranja.
“Para nosotras, llegar a fin de mes y tener un sueldo o enfermarse y tener una obra social, es todo una utopía”.
Además, el 16 por ciento de las personas trans fallecidas el año pasado fue víctima de crímenes de odio, y el 84 por ciento murió prematuramente como consecuencia de la exclusión sistemática, es decir, el denominado genocidio trans-travesti.
Que el colectivo trans y travesti pueda mejorar su calidad de vida depende, entre otras cosas, de que pueda acceder a un trabajo formal. Y es tarea del Estado allanar ese camino.
En este sentido la activista trans y fundadora de la Agrupación la Nelly Omar, Paula Arraigada sostuvo que “la mayoría de las personas quiere llegar a fin de mes y tener un sueldo, y dos veces al año un aguinaldo. Y cuando se enferma, tener una obra social. Pero son todas cosas que te lo garantiza un trabajo registrado. Para nosotras eso es toda una utopía”.

En diálogo con Contraeditorial, Arraigada contó algunas de las dificultades de las masculinidades y feminidades trans que no pueden acceder a un empleo digno.
“Solo una persona que no ha tenido un trabajo en relación de dependencia sabe lo que es vivir día a día, con el corazón en la boca, sin saber cómo va a pagar el hotel, o qué va a comer”, subrayó.
Desde hace años circulan en el Congreso de la Nación diversos proyectos de ley, de distintos bloques, que proponen en definitiva lo mismo: establecer el cupo laboral del 1 por ciento de los puestos de la Administración Pública para personas travestis, transexuales, transgéneros y masculinidades trans. Sin embargo, la iniciativa no logra prosperar.
Al respecto Arraigada contó que el año pasado uno de los proyectos logró avanzar más que otros años, pero finalmente la iniciativa quedó trunca por diferencias entre las agrupaciones políticas.
El 16 % de las personas trans fallecidas el año pasado fue víctima de crímenes de odio, y el 84 % murió por el llamado genocidio trans-travesti.
“Siempre termina cortándose por el lugar menos pensado. Por las diferencias entre las organizaciones, que no son organizaciones trans. Son organizaciones coordinadas por personas cis”, que según sostuvo no logran ver que la propuesta “pelea para defender los derechos de los que no tienen la vida asegurada”.
Respecto a los más de diez proyectos que circulan sobre el tema, la activista trans sostuvo que “no avanza ninguno en particular” y que el espíritu de la mayoría “es el mismo”. Además, manifestó que espera que se tome “lo mejor” de cada iniciativa y se logre un proyecto “unificado” que pueda dar una pronta respuesta al colectivo.
Varios de los proyectos prevén que el sector público deba incluir en su nómina de empleados entre el 1 y el 1,5 por ciento de personas trans y travestis. Asimismo, se plantea la creación de diversos subsidios del Ministerio de Desarrollo Social y líneas de créditos para emprendimientos productivos a través del Banco Nación.

Por otro lado, Arraigada indicó que, de trabajar en el Estado, el colectivo trans y travesti puede “aportar a la construcción de políticas públicas, no solamente trabajar en secretarías de diversidad de género y hablar sobre feminidades y masculinidades trans”.
Equidad vs. Paridad
Muchos de los proyectos o las leyes que buscan la ampliación de derechos para las mujeres se apoyan en el concepto de paridad, que de alguna manera deja afuera a la comunidad trans y travesti. Tal es el caso de la Ley de Paridad de Género en Ámbitos de Representación Política.
Después de reconocer que van aprendiendo a medida que las cosas suceden, Arraigada destacó que ellas directamente no existen en el concepto “biologicista” de paridad.
“En el concepto de paridad siempre hubo algo que hacía ruido. Cuando se habló de paridad siempre se habló de varón mujer cis. En esa paridad nosotras no existimos”, explicó.
Varios de los proyectos parados en el Congreso plantean que el sector público deba incluir en su nómina entre el 1 y el 1,5 por ciento de personas trans y travestis.
Equidad en los medios
En ambas cámaras del Congreso de la Nación hoy avanzan distintos proyectos que impulsan una mayor participación de las mujeres en los medios de comunicación. Varias de estas iniciativas contemplan la inclusión de un cupo trans.
La diputada nacional Gisela Marziotta(FdT) presentó un proyecto que busca garantizar la paridad mediante la contratación de mujeres en medios de comunicación audiovisuales, que prevé un porcentaje de contratación no menor al 3 por ciento para personas travestis y trans.
Otro proyecto es el que surgió a partir del “Primer Encuentro hacia una Ley de Representación Paritaria y cupo trans en los medios de comunicación”, realizado el pasado 8 junio y del que participaron más de 200 comunicadoras, periodistas, sindicalistas y funcionarias del Ministerio de la Mujer, Géneros y Diversidad. La propuesta fue motorizada por el medio de comunicación feminista Latfem y la diputada nacional y presidenta de la Comisión de Mujeres y Diversidades, Mónica Macha.

En el Senado avanza el tratamiento de una ley que garantica “equidad en la representación de los géneros desde una perspectiva de la diversidad sexual” en los medios de comunicación audiovisual, que contempla un cupo para personas trans del 1 por ciento. El proyecto, presentado por la senadora Norma Durango (FdT), logró un dictamen de consenso en las comisiones Banca de la Mujer y de Sistemas, Medios de Comunicación y Libertad de Expresión.
Al respecto, Arraigada contó que pudieron participar en el Senado y hacer aportes a la iniciativa, al tiempo que volvió a cuestionar que se hable del concepto de paridad en las propuestas que se debaten en Diputados. “Si hay paridad en los medios de comunicación, que esa paridad no sea solamente para la mujer cis. En ese reclamo nace la palabra equidad, que es más inclusiva”, insistió.
“Cuando se habló de paridad siempre se habló de varón mujer cis. En esa paridad nosotras no existimos”,
Modelos hegemónicos
Paula Arraigada también cuestionó las reiteradas presiones para ajustarse a ciertos estándares de belleza hegemónicos, una problemática que deben enfrentar, sobre todo, las mujeres y las feminidades trans que pretenden trabajar en los medios de comunicación audiovisuales.
“Nosotras también caemos en esa bolsa donde lo que se busca es un estereotipo. Se elige generalmente a feminidades trans que forman parte de la norma, que son jóvenes y bonitas”, lamentó Arraigada.
Finalmente, hizo hincapié que en muchos medios o espacios laborales a las que muchas de sus compañeras acceden, se busca “que no se note” su condición trans. “Hay muchas otras chicas que no están dentro del canon de belleza hegemónico que también tienen derecho a trabajar”, concluyó.