En diciembre de 2017, durante la feroz represión que se desató en la calle mientras en el Congreso se debatía la reforma previsional del macrismo, le puse el micrófono a Daniel Cantieri mientras era detenido y apaleado por personal policial. Le consulté su nombre, su DNI y si quería enviar un mensaje para tranquilizar a sus familiares. Me sorprendió con su respuesta: “Que se vayan a la puta que los parió, son gorilas”.
Tres años después, el jefe de bloque del Frente de Todos en Diputados, Máximo Kirchner, le dedicó parte de su discurso durante la sesión en la que se aprobó la nueva fórmula de movilidad jubilatoria. “Es ley hoy por los jubilados, por las jubiladas y por el compañero (Daniel) Cantieri”, subrayó Máximo.
Horas después, entrevistamos a Daniel en radio La Patriada:
-Volvamos a ese momento, recordemos. Vos habías ido a la marcha…
-Estuve todo el día dando vueltas desesperado, gritándole a la Gendarmería que eso era trabajo de la Policía y volví a la marcha. Parecía que era un fantasma. A mí no me veían. Pasaba de todo alrededor mío, apaleaban a la gente, tiraban gases y a mí era como que no me veían. Hasta que me metí en un edificio donde había gente agazapada y se lo comento a una señora, pero resultó más mala que yo. Me dijo: “Es por la edad”. Salgo de ese hall y estaban apaleando y torturando a dos chicos en la calle. En el piso. Los ataban como a una encomienda. Pisoteándolos, anulándolos. Eso es lo que hace la policía… Y la Infantería, que es la peor. Todos gritábamos: “Soltalos”. Y empezamos a tirarle piedras. La mía fue tan débil que no se si llegó. “Dejá de pegarle”, le gritaba…
“Al velorio de mi padre no asistí y en el de su padre (por Néstor Kirchner) estuve esperando 8 horas de cola para verlo”.
-Y te agarraron a vos.
-Vinieron entre dos. Me hicieron pelota. Se la agarraron conmigo.
-Yo recuerdo que un hilo de sangre te asomaba en el rostro.
-Y lo aproveché bastante (risas nerviosas). La cuestión es que me incorporaron y se me salió el zapato. “Bajá la cabeza”, era lo único que me respondían. “Ah, no querés, te la bajamos nosotros”. De repente, me habían llevado dos cuadras, nos acercamos a vos y para el mí el tiempo se lentificó, como si lo filmaran en cámara lenta. De repente apareciste vos que eras como un ángel y metías un micrófono. Te tenía de costado. Me di cuenta que me preguntabas y tratabas de salvarme. Pero después se tornó en un diálogo como se podía tener en un boliche… (risas). Me dijiste: ¿cómo te llamás? Y yo no lo decía porque no quería decirlo a los policías… Me estabas tratando de salvar la vida y creo que lo hiciste. Yo no manejo redes y nunca me imaginé que iba a correr una nota mía…

-Lo que pasa es que en esa disparidad de lo que yo te preguntaba y cómo vos lo recibías, ocurrieron esos hechos que ocurren cada tanto: vos diste un mensaje en el momento correcto, en el contexto indicado…
-Nunca olvidé en ningún momento el motivo por el que había ido. Los mandé al lugar de dónde provienen.
-¿Qué pasó cuando llegaste a la comisaría?
-Nos recibió un tonto que nos amenazó, nos dijo que cuando se fuera el comisario nos iba a… Nos metieron en el calabozo y nos sacaron los cinturones, todo. Pero al final se fue aclarando la cosa y nos trataron maravillosamente bien. Y cuando salí de la comisaría se lo dije a Vilma Ripoll, que era la única política que estaba allí. “Tiene que ser así”, me dijo. Y le respondí: “Pero vos y yo sabemos que no es así”.
-¿Cómo estás ahora?
-Hay días en que se me calman un poco los dolores de la espalda… Mientras vos Cynthia me hacías el reportaje me desgarraban la clavícula en vivo… (risas) Pero bueno, la sacamos bastante bien.
“Cuando me mencionó Máximo salté de la cama”.
-¿Cuando te diste cuenta de cómo se había viralizado ese tema?
-Cuando nos estábamos por ir de la comisaría y nos estaban haciendo el interrogatorio para poder largarnos a todos lo antes posible. Llegó un policía y me dijo: “¡Ah, a usted ya lo conozco!”. Ahí empecé a sospechar. Cuando llegué a mi domicilio, muy dolorido, unos vecinos y otros compañeros lo habían visto y se habían preocupado si estaba vivo o muerto…
-¿Y anoche?
-Anoche me bajó la ficha. Nunca me vi en los reportajes en vivo. Cuando me mencionó Máximo (Kirchner) salté de la cama… No entendía bien la imagen. Y me dije: “Al fin alguien interpretó bien mi insulto, que era para los gorilas…”.
-Daniel, fue un reconocimiento muy interesante el de Máximo. Dijo que recordaba con mucho cariño al compañero…
-Yo nunca pude expresarle el cariño que yo siento por ellos. Yo, al velorio de mi padre no asistí, y en el de su padre estuve esperando 8 horas de cola para verlo. Fue mi primer evento público. De ahí en más no dejo de participar en cosas que me interesa. Ahora las expreso. No me las reprimo como me las reprimieron toda la adolescencia, toda la vida.