Contraeditorial

Periodismo de guerra

Por estas horas se ha lanzado una verdadera guerra desenfrenada. La han desatado los medios de comunicación y por supuesto, acompaña la oposición derechista de la República Argentina. Tenemos muestras aquí y allá. Veamos…

Por caso, lo que ha padecido Axel Kicillof en estos días es para el asombro. Tiene que ver con aquello que era concebido como periodismo de guerra y que hoy está en su máximo punto de locura. Un título de las últimas horas: “El gobernador de la provincia apuntó contra Clarín, Comodoro Py y el macrismo”. No soportaron que haya salido a defenderse ante las bestias: “Meterse con mi familia fue una actitud mafiosa”. Ni más ni menos. Lo decimos a diario: no es una entelequia, es una verdadera mafia comandada por un señor que tiene nombre y apellido, Héctor Magnetto, un hombre que no está bien, que ha perdido por completo la brújula. Hasta cierto punto, era alguien a quién podría reconocérsele el cinismo y la frialdad. Ahora está demasiado enojado. Se le nota y hay que padecerlo.

“Meterse con mi familia fue una actitud mafiosa” (Kicillof).

Kicillof desarrolla: “Me resulta absolutamente repugnante, una actitud cobarde y casi mafiosa, perseguir, amenazar y meterse con mi esposa, con mi familia. Se cierra el triángulo del lawfare: la llegada de determinado círculo al Poder Judicial, los medios de comunicación y el macrismo. Yo sólo estoy haciendo una campaña de vacunación. Pero se ve que el Pro y Cambiemos hacen una campaña sucia”. Tiene razón.

Ahora van por la provincia de Buenos Aires donde resiste un gobernador que da la sensación de estar gobernando como uno ni hubiera imaginado. Y así como van por Formosa, por Chubut, por Río Negro, van también por un bastión muy importante para las elecciones que están por venir hacia final de año. Un proceder que indigna.

Otra vez, Kicillof: “La denuncia es un absurdo. Mi esposa ni siquiera tiene que ver con la campaña de concientización con la vacuna. Ahora la acusan de hacerse pasar por funcionaria pública. No soy abogado pero es una figura que se podría usar cuando quien no fue elegido diputado se sienta en una banca y pretende votar, o quien exhibe una credencial falsa…” Pero la respuesta de la mafia fue abrir una denuncia. La hicieron, en nombre de la mafia, un denunciador serial impresentable, Yamil Santoro, y otro de ellos, el diputado nacional José Luis Patiño.

Se la tienen jurada y echan mano a esos personajes que no representan a la Justicia sino que son sus títeres. ¿Se acuerdan de Leopoldo Bruglia, Pablo Bertuzzi, Mariano Llorens, de todos esos jueces altamente impresentables, dolorosamente proclives a lo que llamamos el lawfare, a la traición a la Justicia? Clarin lo consiguió: ordenaron reabrir una causa contra Kicillof por su intervención en una asamblea del Grupo del 2013. No disimulan nada. Tienen un grado de obviedad alarmante hasta para ellos mismos. No se comportan con inteligencia. Sólo representan el poder bestial.

Esa vez Kicillof fue junto con Guillermo Moreno, quien más allá de su estilo, siempre les dio batalla y siempre defendió con decisión al Estado. El Estado que siempre fue estafado por Clarín y La Nación. Le iniciaron una causa porque tuvo el tupé de espetarle en las narinas del imperio: “Ha sido un año malo para la compañía y por lo tanto deben explicar cuáles son los motivos de esa performance. Es un relato que no resiste el más mínimo análisis. Es mentira que la Argentina haya tenido una crisis más alta que los emergentes. Es mentira que los commodities argentinos no hayan sufrido con la crisis. Digamos las cosas como…”. Luego fueron sobreseídos por Canicoba Corral. Pero ahora los jueces Llorens y Bertuzzi, empleados de Clarín, ordenaron revocar ese fallo. Esto es revancha pura. Esto es Clarín enloquecido. No hay ninguna otra explicación.

No esconden nada porque sienten que su poder es indestructible. Su forma de desenvolverse en una incitación a la violencia.

El partido debemos jugarlo contra un grupo de hampones lanzados a todo, comandados por Magnetto.

Es increíble el estado de demencia.  Las últimas tapas del diario, una tras otra, son altamente demostrativas de que no están en sus cabales, de que están perdidos. Y que con todo el poder que tienen no consiguen arrodillar al gobierno nacional del modo que quisieron, y menos al provincial.

Manejan todo a discreción. Por un lado hicieron que la justicia porteña creara un área a medida de los Macri para el caso Correo. El tribunal Superior de Justicia, que no tiene nada que hacer ahí, está tratando de ir contra la fiscal Gabriela Boquín y crear una nueva secretaría judicial para birlarle la causa de las manos, justo cuando la empresa está al borde de la quiebra, que debería decretarse a principios de abril…

Así juegan. No esconden nada porque sienten que su poder es indestructible. Su forma de desenvolverse en una incitación a la violencia. Permanentemente. Todos los días.

Lo hacen mientras Macri, pobrecito, anda presentando un libro. Sí, leyó bien. Un libro. Aunque su torpeza brutal le haga relevar, entre otras miles de pavadas, como si no fuera un despropósito que lo califica bochornosamente de cuerpo entero, que había convocado a Gustavo Arribas, quien estaba en el palo de fútbol, para la AFA. Y que, en el medio, le cambió una letra y que le dijo: no vas a la AFA, vas a la AFI. Claro, cómo no iba a quedar expuesto a todo el espionaje, a todas las escuchas, a toda esa vergüenza en que se convirtió ese sector tan sensible del Estado. Qué locura. Está escrito, no estoy bromeando.

Es esa derecha que hizo destrozos, esa dirigencia manejada como títeres por la mafia, cuando no son parte de ella.

Como por caso Rodríguez Larreta, que es capaz de decir cosas como ésta: “Estoy en desacuerdo con la judicialización de la política. Obviamente hay que hacerlo cuando hay casos de corrupción. Hay que ir a fondo sin ningún miramiento. Pero las decisiones que uno toma en atribución de sus funciones, no deben judicializarse”. Cara de piedra, ahora con barba, la de Larreta. Dice que no se debe judicializar. Y qué hizo él cuando el Gobierno Nacional hizo justicia con los fondos coparticipables y salió a replicar, todo circunspecto: “La decisión es inconstitucional. Por eso vamos a ir a la Corte Suprema a defender con todos los recursos, la autonomía y los derechos de la Ciudad”. Haz lo que digo, no lo que hago.

Ahora salió a recaudar indiscriminadamente, nos puso en una situación de peligro, una situación que puede generar violencia. Por ejemplo con la locura del precio de las multas en una ciudad que pasará de 44 mil parquímetros a 120 mil: hay trabajadores a los que a veces les llevan su auto, y les van a cobrar decenas de miles pesos, mientras las empresas de acarreo pagan un canon miserable, corren por la ciudad como de cacería, llevan enganchado un auto tras otro, los maltratan sin consideración.

 Quieren una Ciudad para ricos. Para los que pueden pagar el 1,2% que le va a cobrar a las tarjetas de crédito en sus resúmenes, el aumento del 100% en la patente, el 51% en los ingresos brutos, el 44% en el subte… Abruma. Hasta pretenden cobrar la ecobici… No han dejado nada por aumentar. Subió todos los impuestos que podía subir y generó otros. Es que están desesperados por dinero. Pero no para el erario público sino para la campaña… De esto trata. Y, de paso, darle un golpecito al gobierno al generar inflación, sin importarles el daño que causan.

Una no les salió: en las últimas horas se supo que les frenaron la privatización de ocho predios de parte de la CABA, un arreglo espurio entre Macri y Larreta. Si finalmente no prospera sería un pequeño alivio. Es verdaderamente muy artera la forma en se va quedando con una Ciudad, él, sus testaferros y sus amigos.

Claro, además debe retribuir fortunas inmensas a los medios para que sean cómplices, se callen, no cuenten sus miserias. La protección con la que cuenta es inusitada y vergonzante porque la genera a cambio de muchísimo dinero que sí extrae de las arcas del Estado.

Pero a la mafia no le importa absolutamente nada eso. Como no le importa nada de lo que tenga que ver con las instituciones de la democracia que reaccionan, que no se quedan con los brazos cruzados, como único recaudo posible para que puedan existir gobiernos que representen al pueblo.

Son de un cinismo muy grande. La novedad es que ya no usan careta. Van al descubierto, van contra la democracia. Y cuando no les alcanza van por la Justicia. Son insaciables.

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